Claves del FBI para construir una defensa digital con contraseñas

A todos nos preocupa la seguridad de los datos personales que no queremos que circulen libres por Internet, aunque en muchas ocasiones no tomamos las medidas adecuadas para protegernos, sobre todo de «hackeos» que tienen lugar por falta de información y conocimientos por parte de los usuarios de servicios digitales.
Para protegernos, las contraseñas que utilizamos suelen ser la mayor barrera ante posibles robos, chantajes, intrusiones y estafas; ataques que están a la orden del día en Internet y de los que todos podemos ser víctimas, y aunque existen funciones como la verificación de dos pasos, la contraseña sigue siendo la llave principal de acceso a nuestros servicios (redes sociales, correo, banco, etc), por lo que su debilidad nos hace vulnerables.
Ante esto, el FBI publicó una lista de consejos para protegernos, con consejos sobre la administración más eficiente de nuestras contraseñas:
Cambiar la contraseña solo en caso de problemas
Muchas veces creemos que lo más seguro es realizar un cambio de todas nuestras contraseñas cada cierto tiempo, sin embargo, el FBI desaconseja esta estrategia y sostiene que deben mantenerse las mismas contraseñas, a menos que se produzca algún problema, indicio de ataque o suceso que pueda poner en peligro la seguridad.
Utilizar contraseñas de 15 caracteres
El tamaño sí importa, por lo menos en lo referente a nuestras claves, así lo confirma el FBI, que asegura que las contraseñas largas son mucho mejor que las cortas. La policía federal estadounidense recomienda una longitud de, al menos, 15 caracteres que combine mayúsculas y minúsculas, incluyendo varias palabras que no tengan ninguna relación entre sí.
Un ejemplo sería: VeranoOsoNubeSumergirse

Comprobar que tus contraseñas no sean las típicas
Para evitar esto informáticos y administradores de sistemas que trabajan para las empresas pueden cotejar las contraseñas de los empleados con diccionarios y bases de datos que contienen los passwords más habituales; pero comúnmente, las personas particulares no cuentan con herramientas para hacer esta comprobación por ellos mismos. Sin embargo, en Internet encontrarás ejemplos de las contraseñas más utilizadas y sus características. En caso de existir coincidencias, debes cambiar la contraseña.
No dar pistas sobre tu contraseña
Parece evidente, pero ante la prisa del día a día, solemos olvidar esto: no debemos elegir palabras que puedan asociarse con nosotros. Nada de escoger nombres de mascotas, fechas de nacimiento, familiares o amigos, o la clásica 1234567.
Utilizar un sistema de gestión de contraseñas
Pese a no ser la opción favorita del FBI, también señalan la utilidad de emplear un sistema de gestión que almacena todas tus contraseñas y crea un nuevo password único para cada uno de los servicios integrados.
Se trata de una opción que sistemas como Gmail ofrece de forma gratuita, aunque también existen otras alternativas de pago más profesionales en el mercado. El punto en contra de este sistema es que si alguien consigue averiguar nuestro password en el gestor de contraseñas habrá conseguido tener acceso a todas nuestras cuentas. Aún así, es cierto que es mucho más sencillo tener que recordar una única contraseña en lugar de decenas distintas.