“Docentes que Inspiran”: La docente Esther Voiro de Ituzaingó llegó a los semifinalistas del concurso nacional por una mejor educación
Melina Alderete
La iniciativa de Clarín y Zurich Argentina busca homenajear a las educadoras y los educadores más destacados del país.
“El que, con los años, un joven o adulto te diga ‘gracias profe, por todo lo que me enseñaste’ no tiene precio. Ese es el motor de los educadores. Porque no solo trasmitimos conocimiento, sino una visión más amplia de la vida”, afirma Esther Gracia Voiro, la profesora de química, física y laboratorio de la Escuela de Educación Técnica N°1 “República del Paraguay” de Ituzaingó que forma parte de los/as semifinalistas de la cuarta edición del ciclo “Docentes que Inspiran”, una iniciativa de Clarín y Zurich Argentina que busca homenajear a las educadoras y los educadores más destacados del país.
En esta nueva edición del concurso, se inscribieron más de 2.100 docentes de todo el territorio nacional y el Comité de Preselección, conformado por la Fundación Varkey, logró elegir a 24 educadores/as que continúan en la carrera que incluye la difusión de su historia a través de microdocumentales emitidos por Clarín.com, TN y las redes sociales.
Además, el o la ganadora final será mencionada como “Docente Inspirador del Año” y recibirá un premio de $10.000.000. También se entregarán dos menciones especiales que recibirán $3.000.000 cada una.
Representando al conurbano, Esther Gracia Voiro comparte el logro con Adriana Marcela Farkas del Colegio Nuevo Día de Ramos Mejía. En esta ocasión, La Ciudad pudo conversar con Voiro acerca de su camino en la docencia que inició hace 25 años, el rol de la ciencia en el entorno social, la importancia de vincularse con los y las estudiantes y de fomentar el trabajo en el presente para salvar el futuro.
¿Por qué decidiste dedicarte a la docencia?
Provengo de una familia en la cual soy la primera en completar la educación secundaria y universitaria. Mis padres me inculcaron el estudio, y esto es lo que me brindó la oportunidad de conocer el mundo de otra manera. Desde chica, siempre di clases en casa, ayudando a otros a completar sus estudios. Hasta que comencé a trabajar en la educación formal. Es una de las mejores decisiones de mi vida.
¿Cómo definirías tu trayectoria en la educación?
Una trayectoria comprometida con el rol de educador. Si bien comencé a dar clases con el Titulo de Técnica química, inmediatamente comencé el profesorado y, de ahí en adelante, nunca dejé de estudiar y capacitarme para tratar de llevar adelante clases significativas para mis estudiantes. Una trayectoria en la cual he visto los logros de estudiantes a lo largo de los años; y con muchos de ellos y sus familias se ha establecido un vínculo de amistad.
¿Cómo fue la convocatoria para formar parte del concurso Docentes que Inspiran? ¿Por qué decidiste anotarte en él?
La convocatoria me llego a través de las redes sociales. Decidí participar porque es una manera de visibilizar el trabajo de muchos docentes. En mi experiencia particular, los proyectos que desarrollo son realizados con mis colegas de la especialidad. Formamos un equipo de trabajo, comprometido con llevar la ciencia a los alumnos de una manera diferente.
En tu descripción del concurso decía que “integras la ciencia con la responsabilidad social”. ¿Cómo es eso?
La ciencia no es solo conocimiento, es la cotidianeidad, es lo que marca nuestra vida. Todo conocimiento científico se desarrolló en un contexto social y político especifico, a partir de los valores predominantes en ese momento. Actualmente, vivimos en un momento en el cual el cuidado del medio ambiente y las diferencias de acceso a cuestiones relacionadas con derechos humanos (como el acceso agua potable, salud, etc.) es cosa de todos los días.
Trato de que mis estudiantes perciban estas cuestiones y no sean indiferentes. Por el contrario, ver cómo ellos, desde su lugar, pueden contribuir para disminuir los efectos perjudiciales que producen las cuestiones mencionadas. A partir de esa perspectiva, ellos proponen proyectos significativos, que llevan adelante con mi asesoramiento y guía.
Hay dos proyectos que se pueden destacar: uno es FLOCUNAT que propone la utilización de semillas de moringa para mejorar la calidad de agua disponible en zonas aisladas y poblaciones vulnerables, como son las poblaciones Wichis y Pilagá en Formosa.
El otro proyecto se relaciona con el efecto de los medicamentos vencidos en el medio ambiente. Su mala disposición final contamina nuestro entorno. Los estudiantes realizaron campañas de concientización en el Municipio con la secretaria de Medio Ambiente y pegaron información en salas de atención médica en las cercanías de sus hogares.
¿Qué rol crees que tiene la ciencia en los tiempos actuales?
Un rol fundamental, ya que cada práctica cotidiana, cada material que utilizamos, puede ayudar a que nuestra vida futura sea mejor o no. La educación significativa posibilita tener esta visión.
¿Cómo es la relación, según tu experiencia, de los chicos y chicas con la ciencia?
La experiencia es muy satisfactoria. Todos los años, los nuevos estudiantes preguntan qué proyecto podemos hacer, o si hay alguno para continuar. Se comprometen con el proyecto que eligen y, a pesar de estar en la escuela doble jornada casi todos los días, asisten para avanzar con su proyecto en otros horarios. Se transforman en casi especialistas del tema de investigación. Y siempre tienen ganas de socializar el resultado de su trabajo.
Más allá del premio, ¿qué buscás conseguir con tu participación en el concurso Docentes que Inspiran?
Me gustaría que se pueda visibilizar el trabajo de los docentes, algo que está tan desprestigiado hoy en día. También la importancia de que las escuelas cuenten con financiamiento y materiales para trabajar de esta manera, ya que esta carencia desanima a muchos.
Por otro lado, trasmitir el entusiasmo que produce el trabajar por proyectos, adaptándose a las necesidades e inquietudes de los alumnos y su entorno, y verlos cómo se apasionan de sus investigaciones y desarrollos.
¿Qué mensaje te gustaría darle a los y las docentes argentinas para sobrellevar la coyuntura?
Como decía Melina Furman: “no se trata de enseñar, sino de contagiar el amor por aprender”. Por eso, la educación va mucho más allá de lo que sucede en la escuela. Podemos mostrar a nuestros estudiantes realidades que los ayuden a armar su proyecto de vida, a ser reflexivos, solidarios, empáticos, reflejando valores en nuestro hacer diario.
El que, con los años, un joven o adulto te diga “gracias profe, por todo lo que me enseñaste” no tiene precio. Ese es el motor de los educadores. Porque no solo trasmitimos conocimiento, sino una visión más amplia de la vida. Hay que seguir apostando a la educación, cada uno desde su lugar, recordando la frase de Paulo Freire: “la educación necesita tanto de formación técnica, científica y profesional, como de sueños y utopías”.