El Castillo de Ayerza, la historia de una de las últimas casas quintas que sigue en pie en Castelar

El Castillo de Ayerza, la historia de una de las últimas casas quintas que sigue en pie en Castelar
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En Pedro Goyena al 1900, a una cuadra de las vías del tren, se encuentra uno de los establecimientos que guarda en su interior la historia de prácticamente todo un barrio. El Castillo de Ayerza es, para todas las personas que residen en Castelar, un espacio más que especial. Con una fachada que marca a las claras los diseños arquitectónicos que se realizaban a fines del siglo XIX, este lugar resulta clave para aquellas personas que deseen conocer detalles sobre la vida que se daba en el actual municipio de Morón por aquellos años. Es por esta razón que resulta sumamente importante recuperar su fabulosa historia y trasmitirla a las nuevas generaciones.

Cabe destacar, en primer lugar, que este castillo fue adquirido por Rómulo Ayerza en 1895 con el claro objetivo de expandir su propiedad por varias hectáreas más. Tiempo más tarde, la quinta de este hombre pasó a ir desde el Arroyo Morón hasta la calle Zapiola, lo que constituía una de las propiedades más grandes.

La idea de su dueño era utilizarla en épocas de verano y aprovechar su largo parque para descansar junto al sol. A su vez, l@s historiador@s reconocen que había presencia de frutales, como así también de un rosedal con flores de Luxemburgo y algunos animales de granja que se criaban allí.

La “Quinta San José, como se la conocía por aquellos años, se dividió en tres partes hacia 1945 y la familia de los Ayerza únicamente se quedó con la casa, la pileta que construyeron y una sola manzana. Varias instituciones religiosas fueron beneficiadas con espacios en este tradicional lugar.

Desde mediados del siglo XX, la congregación de los Oblatos de la Virgen María fueron quienes se hicieron cargo del Castillo de Ayerza y decidieron colocar el Instituto Inmaculada, que actualmente recibe a alumn@s diariamente. Es importante mencionar que, durante la última dictadura cívico-militar-eclesiástica, siete egresad@s que pasaron por este establecimiento educativo estuvieron desaparecid@s y, entre ellos, se destaca Gustavo Cortiñas, hijo de Nora Cortiñas.

En 2009, gracias a la insistencia de much@s vecin@s, este lugar fue reconocido por el Consejo Deliberante del municipio como un espacio histórico en Morón. Los años han pasado, aunque la historia de este castillo que albergó a las familias más adineradas de la provincia de Buenos Aires aún escribe historias fascinantes.

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