El cuerpo, la tecnología y el arte en movimiento: Conocé el proyecto de artistas del conurbano que fue seleccionado para un curso de la Universidad
Melina Alderete
“El cuerpo de la actualidad está muy mediado por estas nuevas tecnologías y lo más contemporáneo del arte, en este momento, es ver cómo estamos parados como sociedad en esta instancia histórica de la tecnología electrónica” destaca Candela Moyano, una de las artistas y docentes del Laboratorio Tecno-Corpóreo: La nueva propuesta de la UNA Multimediales que está íntegramente conformada por trabajadorxs del arte del conurbano.
El Laboratorio fue una propuesta surgida de Gregorio Navarro, artista de Claypole, Candela Moyano, oriunda de Adrogué, y Camila Guardia, artista y educadora popular de Lomas de Zamora. Lxs tres son estudiantes del último año de distintas disciplinas relacionadas a la danza y el movimiento: Navarro se encuentra finalizando la carrera Licenciatura de Artes Multimediales (UNA).
Por su parte, Moyano es estudiante del Profesorado de Danza con orientación en Expresión Corporal de la Escuela de Danzas Tradicionales Argentinas de Lomas de Zamora y se desempeña como bailarina. Y Camila Guardia es profesora de Danzas Urbanas con una perspectiva socio-comunitaria, y comparte carrera con Candela Moyano.
A partir de una propuesta que tenía como objetivo poner a dialogar las distintas disciplinas y crear un espacio de reflexión sobre el propio cuerpo y las tecnologías que lo median, lxs artistas del conurbano presentaron el proyecto del Laboratorio Tecno-Corpóreo, que fue elegido para formar parte de los cursos de extensión dictados por la Universidad Nacional de las Artes.
La Ciudad conversó con Gregorio Navarro, Camila Guardia y Candela Moyano acerca de los orígenes del proyecto, el significado de las danzas y el movimiento, la propuesta del Laboratorio y la importancia de tejer redes político-artísticas en los distintos puntos del conurbano.
¿Cómo surgió la posibilidad de realizar el Laboratorio Tecno-Corpóreo en la UNA? ¿En qué consiste la propuesta?
GN: En principio, surgió como una necesidad de empezar a juntar dos disciplinas que nos vienen llamando mucho la atención: la tecnología aplicada a la danza, y la danza aplicada a la tecnología. La expresión corporal de la danza, combinada con la tecno-poética.
A partir de esto, nos juntamos con Cami y Cande a dialogar e investigar. Allí también pensamos el por qué no hacerlo colectivo y comunitario, invitar a más gente a que se sume a investigar con nosotrxs, a poner el cuerpo, programar y compartir sus saberes. Porque, desde nuestra parte, creemos que enseñar es compartir, dar herramientas para una buena utilización y demostrarnos a nosotrxs y poder expresar lo que queremos a partir del movimiento y una tecnología que nos acompañe.
La idea es corrernos un poco de la obsolescencia y los apuros del capitalismo en cuanto a la tecnología, y empezar a pensar qué puedo hacer con lo que tengo. ¿Cómo me filmo con mi propio celular? ¿Qué puedo proyectar sobre mí en las redes? Así, redactamos el proyecto y lo fuimos presentando en distintos espacios. Y la UNA Multimediales estaba buscando cursos de extensión y decidimos presentarlo ahí porque nos pareció siempre un espacio muy copado para estas posibilidades.
CM: También queríamos, entre lxs tres, poner en diálogo nuestras disciplinas y ponernos a crear. Cuando escribimos y presentamos el proyecto, no sabíamos muy bien a dónde nos iba a llevar. Pero creo que lo más lindo de la propuesta es que no termina sintiéndose como “un trabajo”, pensado desde lo más tradicional, sino que es un espacio generado desde el disfrute, del juntarnos a jugar y pensar nuevas posibilidades de crear arte.
Además, queremos generar distintos espacios, distintas redes. Con Cami militamos mucho la idea de que el arte no se hace desde el individualismo, sino que siempre desde lo colectivo. Entonces, la idea es ir tejiendo redes desde el movimiento y las artes tecnológicas para poder ir sembrando en distintas partes. El cuerpo de la actualidad está muy mediado por estas nuevas tecnologías y lo más contemporáneo del arte, en este momento, es ver cómo estamos parados como sociedad en esta instancia histórica de la tecnología electrónica.
Por otra parte, nos interesa mucho poder traer esto al conurbano sur y seguir entrelazando y haciendo puentes entre las diferentes disciplinas artísticas.
Independientemente del Laboratorio, ¿a qué disciplina artística se dedica cada unx de ustedes? ¿Cómo dialoga eso con el proyecto de la UNA?
GN: Soy un artista dedicado al arte digital, a la música electrónica y al campo de las Artes Multimediales. Ahí, unx siempre está poniendo el cuerpo. Incluso al momento de grabar, por ejemplo, con el celular, estás decidiendo qué enfocar, cómo y desde dónde hacerlo. Y para eso, el cuerpo se tiene que amoldar a lo que esas situaciones requieran.
También están las artes performáticas, en donde cada unx decide en el escenario qué hacer y qué no hacer, cómo transmitir una música, cómo sentirla, cómo percutirla. Arriba del escenario hay que dejarse llevar, pero también estar atentx a lo que hay alrededor. Es súper necesario tener consciencia corporal, tener esa disciplina en donde aprendes a cómo usar y cuidar tu cuerpo. En cualquier ámbito artístico, estás mil horas laburando. Y eso exige prestar atención al estado y preservación de nuestro cuerpo.
Lo fundamental, para mí, es intentar expresarnos. Buscar la forma de expresión, más allá de las imágenes, las palabras. La expresión más genuina se encuentra en el cuerpo.
CM: Actualmente, soy bailarina del cuerpo estable de “Expresiones de Tango”, de Almirante Brown. Y también doy clases de tango con perspectiva de género en ámbitos privados, centros de jubilados o sociedades de fomento. También en la UPAMI, que es como la Universidad para la Tercera Edad. Incursioné en lo escénico a través de la performance, en obras de arte multimedial, de música electrónica.
CG: Soy bailarina de Danzas Urbanas y educadora popular. A lo largo de mi trayectoria, dicté clases en estudios privados y espacios de educación no formal. Actualmente, estoy enfocándome en la educación de las danzas bajo una perspectiva socio-comunitaria. Estoy trabajando como educadora en un espacio socio-comunitario del barrio obrero de Lomas de Zamora, con un taller de Danzas Urbanas con técnicas de Expresión Corporal.
Siempre respondiendo a la educación popular y la danza como una cuestión política, apoyándome en la pedagogía de la danza como una forma de transformación y militancia política, con niñeces y adolescencias.
¿Qué significa la danza y el movimiento para ustedes? ¿Cómo llegaron a la disciplina?
CM: La danza, para mí, es una forma de decir, de expresar, de dar discursos, a través del movimiento y el arte, que es también una forma de crear nuevos mundos y ver qué otras posibilidades hay de ser, de existir y de habitar de forma política. También generar distintas maneras de tejer redes y pensarnos como sociedad, poner en juego distintos puntos de vistas.
En cuanto a mi llegada a la disciplina, podría decirse que llegué a la danza a una edad en la que se suele considerar que “ya es tarde” para empezar: A los 18 años me metí, sin gran expectativa, pero sí con muchas ganas, a un taller de tango de la Casa de la Cultura de Almirante Brown. Eran talleres gratuitos, en ese momento, y encontré un lugar donde podía estar cómoda con mi cuerpo. Empecé incluso a tener otra relación con mi propio cuerpo y también con otras personas. Porque el tango es una danza en la que estás abrazado a otra persona. Independientemente de si vos estás de acuerdo o no con ella, o si la conocés o no, tenés que ir y generar un diálogo con ese otro en el tango.
CG: Mi primera clase de danzas urbanas fue en un centro cultural que daba talleres de forma gratuita. Este tipo de danzas tiene como centro el encuentro, el aprender y compartir al formarse. Y eso es algo que me marcó en el resto de mi aprendizaje y trayectoria.
Luego llegué a la Escuela de Danzas Tradicionales Argentinas de Lomas de Zamora, en donde se da una formación artística gratuita y de calidad, reivindicando la educación pública.
Yo creo que la danza es una construcción colectiva, social, política, sea la disciplina que sea. Es una forma de construir y compartir con otrxs. También de pensar mi subjetividad, quién soy, qué me conmueve, de dónde vengo. De crear nuevas alternativas y discutir con la realidad. Lo específico de las danzas es poner el cuerpo, y eso es algo sumamente político. El cuerpo es el canal por el cual nos atraviesan todos los aspectos de la vida y, en ese sentido, el movimiento y la danza se convierten en transformación.
¿Cómo puede la gente sumarse al Laboratorio?
CM: Se pueden sumar a través de la página, llenando el formulario. Es un curso arancelado que forma parte de la UNA Multimediales. Dura un cuatrimestre y tiene doce encuentros, una vez por semana, con una carga horaria de dos horas.
Se dictan las clases los viernes de siete a nueve en la sede de Callao y Viamonte de la UNA.
En lo particular, ¿cuáles son sus próximos proyectos como artistas y docentes?
CG: El Laboratorio, por suerte, se está gestando a pasos agigantados. Y la idea es poder seguir entablando redes: Nuestros proyectos a futuro incluyen el conformar obra, ya sea nosotres o en diálogo con otrxs. También queremos generar este tipo de espacios de encuentro en los lugares que habitamos, en el Conurbano Sur. Esa es siempre nuestra guía, nuestra mayor meta.
Queremos estar en diálogo con otrxs artistas de la zona del conurbano y estar abiertxs a las posibilidades, reivindicando el arte como trabajo. Nosotros somos trabajadores del arte.