En el fútbol, somos lo que hacemos
Se viene una nueva etapa en el fútbol argentino, un cambio de mando con las próximas elecciones en Asociación del Fútbol Argentino, y político en la televisación de los partidos de primera y segunda división. Pero el eje a modificar sigue siendo el mismo que hace 20 años. Desde donde le toque a cada uno de los nuevos responsables, tanto de la televisación y desde la AFA, un fútbol sin violencia para todos.
Cada uno sabe cuál es su lugar en esta cadena de violencia que desencadena en las canchas cada fin de semana, es hora de mirar para dentro. Se cruzo hace mucho tiempo esa línea de alegrías y tristezas, para llegar a esta locura de éxito o fracaso que culmina en violencia: “Ganar o morir”, “El clásico o balas para todos”, pero lo triste es acostumbrarse a que esto es así y que solo depende de un organismo para ser erradicado.
El cambio también es cultural y si no se hace en conjunto difícil que se logre. Hoy solo se analiza el resultado, la necesidad del triunfo es tan grande que el exitismo es parte de este mal que hoy aleja a la familia de los estadios y todo lo lindo que el fútbol genera. ¿En qué momento se perdió el eje sobre la pelota y los valores morales del deporte? Lo que sí está claro es que cada cual desde su lugar directa o indirectamente es parte: El hincha que canta “Aunque corran los vamos a matar” debería preguntarse porque canta algo que sabe que está mal, canciones que alientan a los violentos para que sigan ocupando el lugar del tipo que solo va la cancha a disfrutar con sus hijos.
Los protagonistas principales, que son los jugadores y los directores técnicos, también pueden aportar desde su lugar en el campo de juego, el ejemplo mayor es cuando le hacen gestos a la hinchada del clásico rival en la búsqueda de provocar, cuiden su profesión que es la que todos los que están alrededor del deporte quisieran tener. Usen su exposición mediática para colaborar y no empeorar una situación.
Dirigentes que, por decir que son hinchas de la institución, declaran con irresponsabilidad y buscan ganarse a los suyos de la peor manera. Si hacen bien su gestión en el club y cuidan al aficionado genuino no van a tener que recurrir a palabras que pueden generar violencia para mejorar su imagen.
El 23 del corriente mes se iban a llevar a cabo las elecciones presidenciales en AFA. Los 75 votantes habilitados tenían que elegir entre Marcelo Tinelli y Luis Segura para manejar la máxima entidad del fútbol argentino por los próximos 4 años. Pero luego de varios idas y vueltas, más el papelón de la reunión de comité donde apareció un voto de más, se postergó para el 2016.
Desde el sector político, que cuenta con las herramientas legislativas, aplicar leyes severas para quienes hagan del fútbol un campo de batalla. Apoyar a los clubes y a los que solo quieren alentar a su equipo. Tener un mayor control sobre el sistema de seguridad de los estadios y una mejor formación de los organismos de prevención (Fuerzas policiales) y cuidado de los hinchas.
Desde la prensa hay que tener la responsabilidad para comunicar sin caer en que el juego es de vida o muerte, éxito o fracaso, y darles pantalla y líneas a los delincuentes con camisetas de clubes. Es un deporte que da revancha una vez por semana, no hay que olvidar eso. El periodismo en general, no solo el deportivo y los periodistas partidarios, deben bajar el mensaje correcto: Basta de violencia y no incentivarla, o lo que es peor aún: Justificarla.
Se tiene que cambiar ese chip en la cadena de valores: Los protagonistas principales, los dirigentes, sectores políticos, los hinchas, medios de comunicación y cada uno desde el lugar que le toque poner su grano de arena. Somos lo que hacemos, pero también lo que podemos cambiar.
Por Mauro Pare