Escritorxs del Conurbano: Hoy, Giselle Aronson

“Podría no mirar, pero no quiero”, rezan los últimos versos de un poema en el cual Giselle Aronson, escritora, licenciada en fonoaudiología, docente y gestora cultural hace visible su compromiso y empatía para con su entorno.
Con la lectura y la escritura presentes en su vida desde hace ya mucho tiempo, la autora del oeste charló con La Ciudad acerca del ambiente literario conurbano, los avances y retrocesos para las mujeres escritoras y la habilidad de encontrar poesía hasta en los rincones más oscuros del alma.
¿Cuándo empezaste a escribir? ¿Cómo fue ese inicio de relación con el mundo de la escritura?
Primero estuvo la lectura, desde muy chica. Los libros estuvieron en mi vida desde siempre. La escritura como vocación vino a partir del 2006, cuando comencé el taller literario de la Biblioteca de Morón que coordinaba el escritor Alberto Ramponelli. Al mismo tiempo que hacía el taller, empecé a contactarme con personas que escribían, a participar de ciclos de lecturas, a construir un camino propio de lectura y escritura.
¿A quiénes consideras tus “referentes” en lo literario? ¿Cuáles son tus influencias?
Alberto Ramponelli fue mi profesor de taller literario, él fue, definitivamente, mi maestro.
Además, tengo cierta predilección por lxs autorxs latinoamericanxs. Admiro a Sara Gallardo, Isidoro Blaisten, Elena Garro, Silvina Ocampo, Glauce Baldovin, Roberto Santoro, Leila Guerriero, Eduardo Lalo. Pero también hay autorxs de otras regiones que me inspiran, como, por ejemplo, John Berger, Cees Nooteboom, Virginia Woolf… Y podría seguir, la lista es muy extensa.
¿Qué pensás del ambiente literario del oeste? ¿Creés que, en el mercado editorial, lxs escritorxs del conurbano están ganando terreno?
Creo que siempre hubo literatura que narró los márgenes, los suburbios. Tal vez, incluso se haya caído en una tendencia al estereotipo. En los últimos tiempos hay una especie de visibilización de voces que estaban postergadas y, también, al haberse democratizado más el acceso editorial, y con la aparición de las redes sociales, autorxs de las periferias (no sólo territoriales, también sociales) tenemos más posibilidades de mostrar nuestro trabajo.
“Mis escritos favoritos son siempre los que tengo en la cabeza para escribir, lo que viene. Mi deseo es crecer como escritora, entonces voy en esa búsqueda”, destaca Aronson.
¿Cómo ves el ambiente literario para las mujeres escritoras?
En el oeste veo muy identificada a la figura de la mujer escritora con el género poesía. No sé si es que somos pocas las escritoras de narrativa, o nos falta más visibilidad.
Particularmente, nunca me encontré con obstáculos por mi condición de mujer de manera directa. Lo que sí noto es que todavía tenemos que participar, por ejemplo, de “mesas de lectura de mujeres”, para compensar, de algún modo, la preponderancia de participantes varones en lecturas, ciclos, conferencias.
Espero que algún día no tengamos que agregar más “de mujeres” cuando nos referimos a “literatura”.
El mercado se come todo lo que esté a su alcance para satisfacer su hambre. Hoy, las temáticas de género son tendencia a la hora de las ventas.
¿Qué consejo le darías a unx escritorx del conurbano que quiere comenzar a publicar sus escritos?
Que forme redes, que se piense en colectivo, que se abra a otras escuchas. La escritura en soledad es muy engañosa y peligrosa. Paciencia y temple.
El último trabajo publicado de la escritora Giselle Aronson es un libro de cuentos llamado “El hábito del tiempo” que se publicó en abril de este año a través de la editorial Azul Francia.