Falleció Lita Boitano: El adiós a la presidenta de Familiares que supo convertir el dolor en lucha

La dirigente histórica tenía 92 años. Sus dos hijos, Miguel y Adriana, fueron desaparecidos por el terrorismo de Estado.

Falleció Lita Boitano: El adiós a la presidenta de Familiares que supo convertir el dolor en lucha
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La comunidad de los Derechos Humanos despide hoy a una referenta histórica: A sus 92 años, falleció este jueves Lita Boitano, militante peronista y feminista que se desempeñó como presidenta de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas.

Angela Catalina ‘Lita’ Paolín de Boitano fue pionera en la recopilación de las primeras denuncias en 1976 y se pasó la vida buscando a sus dos hijos, Miguel y Adriana, que fueron desaparecidos por el terrorismo de Estado.

“La Tana”, como la reconocían algunxs, nació el 20 de julio de 1931 en Buenos Aires, donde su mamá había llegado embarazada desde el Véneto. Su padre biológico no figuraba en la foto y, al tiempo, la mamá de Lita formó pareja con un albañil llamado Emilio, quien ofició de su padre.

Al crecer, Lita Boitano cursó los estudios secundarios en el comercial Antonio Bermejo y se crió en el Pasaje Bernasconi de Caballito. A sus veinte años, Lita se casó con Miguel Boitano y, el 19 de diciembre de 1952, dio a luz a su primera hija, Adriana Silvia Boitano. El 1 de enero de 1956 nació Miguel Boitano, el segundo hijo del matrimonio. Años después, en 1968, Lita Boitano quedó viuda a sus 37 años.

Sus hijos se criaron en una casa peronista y habían comenzado a militar desde muy jóvenes. Miguel era estudiante de Arquitectura en la UBA e integrante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), mientras que Adriana había decidido estudiar Letras y acompañó a su hermano en el camino de la militancia.

El 29 de mayo de 1976, apenas dos meses después del golpe cívico militar, Miguel Boitano fue secuestrado a sus veinte años. Posteriormente, fue visto por sobrevivientes en el centro clandestino de detención de la ESMA. Un año después, el 24 de abril de 1977, los militares se llevaron a Adriana Boitano a sus 24 años. Nunca más se supo de ella.

Una luchadora incansable

A partir de la desaparición de su hijo, Lita Boitano se convirtió en una de las tantas madres que reclamaba justicia en plena dictadura. Al poco tiempo de que los militares se llevaran a Adriana, Lita se acercó a Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, en donde se dedicó de lleno a la búsqueda y a la denuncia.

La desaparición de Adriana marcó un antes y un después en la lucha de Boitano: “Ahí quedo sola para luchar por mis dos hijos. Ahí todo el miedo, la tensión, desapareció. La entrega fue total porque ya me habían sacado todo, por lo tanto, la lucha tenía que ser para mis hijos y para el resto. Vivíamos el dolor y la angustia de los nuestros y de los otros”, dijo al declarar en la megacausa ESMA.

Lita Boitano fue una luchadora por los Derechos Humanos y se convirtió en una referenta de la causa en el mundo.

En 1979, Lita Boitano fue elegida por Familiares para representar al organismo en la Conferencia Episcopal en Puebla, México, para denunciar ante la Iglesia las violaciones a los derechos humanos en el país. Ante el riesgo que implicaba volver al país, los compañeros de Lita le aconsejaron que viaje a Europa. Allí, comenzó en Francia, pasó por Bélgica, Holanda, Suecia, hasta que llegó a Italia. En todos los lugares continuó denunciando a la dictadura y juntando fondos para los organismos argentinos.

En 1982, cinco días después de la asunción de Alfonsín, Lita Boitano pudo regresar a la Argentina: “De Ezeiza fui directamente a Familiares. El avión llegaba a las 13:30 y yo sabía que a las 14 había reunión en Riobamba 34, la nueva sede que no conocía. Entonces ahí me encontré con las compañeras y de ahí no me moví más”, relató en una entrevista.

La lucha de Lita Boitano por encontrar vivos a sus hijos se convirtió en su bandera principal, a la que posteriormente se fueron sumando otras luchas, como la feminista, movimiento que conoció durante su exilio. La referenta nunca perdió su sentido del humor y su sonrisa, que seguía firme en su rostro a pesar del inagotable dolor. Por esa sonrisa y por sus dedos en “V”, Lita Boitano será recordada, ahora y siempre.

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