Ituzaingó cumple 150 años, una oportunidad para leer "LAS TRES ROSAS" la otra historia sobre su fundación

Ituzaingó cumple 150 años, una oportunidad para leer "LAS TRES ROSAS" la otra historia sobre su fundación
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Hace ya unos años que La Ciudad publicó esta maravillosa historia sobre la fundación de nuestra ciudad. Rolando Goyeau aun vivía y recuerdo lo convencido que estaba de la veracidad del relato. Como sea, no es la historia oficial, la que se enseña en los colegios. “Floja de papeles”, fue desestimada por algún burócrata. Aun así, bien vale recordar que la historia no es exactamente lo que se escribió, si ignoramos lo que sucedió.

El 24 de octubre de este año, nuestra ciudad cumple 150 años, habrá festejos y una mirada retrospectiva sobre nuestros padres fundadores. La fundación de una ciudad, mas allá de su fecha conmemorativa, se perfecciona con el tiempo e involucra a muchos protagonistas a lo largo de los años. Aquí rescatamos algunos; ellos, ellas y sus historias

Las tres rosas

“ Fui a vivir a la pulpería que él (Antonio Ferrando) tenía frente a la estación. Era la única casa del lugar. Allí se detenían los arrieros para comer y beber. Les servíamos un bife, dos huevos fritos y un poco de vino por unos centavos. Una vez pasó la tropa del General Mitre rumbo al interior … viaja en una calesa, se detuvo un rato y siguió viaje.

La pulpería era el camino obligado de los  residentes que conducían las Tropas a Capital, y ellos eran buenos clientes. Después de las edificaciones, vino el ferrocarril y ya no pasaron más reseros. Entonces el almacén se quedó sin marchantes y hubo que cerrarlo. Mi marido se enfermó y tuve que trabajar. El murió en 1928 “

Así, con estas palabras, el 4 de enero de 1961 Rosa Messeta de Ferrando  en su cumpleaños número cien, recordaba sus años de juventud. Su lucidez era notable y sus recuerdos permanecieron intactos. Ese día todo Ituzaingó la agasajó. El pergamino que le regalan dice textualmente: Rosa Messeta de Ferrando, la abuelita de Ituzaingó que con sus cien años se consagra símbolo del pueblo, acuñada de recuerdos y nostalgias que hacen más viva su figura ejemplar ” lleva la firma de más de doscientas familias tuzainguenses. No era para menos, Rosa de Ferrando era una de las tres Rosas , una de las fundadoras de Ituzaingó, la última de las tres Rosas. Murió en 1965 a los ciento cuatro años.

La historia de la Pulpería “Santa Rosa”
En el año 1870 sobre el camino Morón- Luján, a la altura de la barrera 78 del ferrocarril que corresponde a la calle Santa Rosa, se encuentra una casa de material con balcón al frente, mirador, reja, ramada, palenque y otras comodidades para los viajeros. El primitivo dueño del boliche fue el español Juan Arnaldo, que diseñó el comercio con el nombre de su esposa: Rosa. Más tarde fue trasladada a una casa de madera sobre el mismo camino Morón-Luján (Avenida Rivadavia), cerca de la barrera 80 del ferrocarril, a la altura de la Avenida Ratti. Contacta con una reja ubicada en su interior por donde se despachaban las bebidas. Tiempo después, el negocio fue adquirido por Antonio Ferrando. Sus esposas, en las primeras nupcias Rosa Melogna y en segundas nupcias Rosa Messeta, le dieron continuidad al nombre del establecimiento y por ende al lugar. (Raúl Goyaud, periódico Ituzaingó, de 1932)

De Rosa de Arnaldo, la primera de las tres Rosas y la esposa de Juan Arnaldo, poco se sabe. Uno de los historiadores, el Dr. Guercio, niega su existencia. Por datos testimoniales brindados por familiares, Guercio afirma que en realidad la pulpería era atendida por el francés Philip Pastre, casado con María Arnaud y que ya lleva el nombre de Santa Rosa cuando la compra.

                   Sentada: Rosa Messetta de Ferrando ya muy anciana

Por el contrario, Rolando Goyaud cree que los datos aportados por el periódico Ituzaingó en el año 1932, son veraces y que Rosa efectivamente era la esposa del dueño. Ambos coinciden en la pulpería Santa Rosa originalmente se había emplazado sobre la casa de los Beltrame, (2 ° Rivadavia y la calle Santa Rosa, del lado de Castelar) y en la segunda casa más antigua de la comarca.

El matrimonio en 1874 vende a Antonio Ferrando la pulpería y abandona el poblado. El nuevo propietario está casado con  Rosa Melogna y decide así mantener el nombre original a la pulpería. Del matrimonio de Ferrando y Rosa Melogna nacen María Ferrando (casada con Juan Prosperi) y Juan Ferrando.

Rosa Melogna  es nuestra segunda Rosa, gracias a ella la pulpería mantiene su nombre y comienza a ser conocida en la zona. Junto a la Posta de Pardo y la Posta de Alvarado son el paso obligado y el punto de referencia de la comarca. Rosa Melagno fallece y deja viudo a Antonio Ferrando, que aún así se dispone a casarse otra vez. Será con la llegada de su segunda esposa,  Rosa Messeta de Ferrando que el lugar y la pulpería comenzará a ser la referencia de la zona. La tercera coincidencia con nombre de mujer, es tema de comentarios y anécdotas de los huéspedes de la pulpería.

Aquél paraje solitario, con pocas casas y aún sin estación del ferrocarril ya tiene nombre: Santa Rosa. El Dr. Guercio, quien en una reciente investigación histórica ha logrado probar las tierras sobre las que se erigió nuestra ciudad no habían sido legadas a Diego Rodríguez Flores en 1754, tal como se suponía, nos planteó el nombre del poblado de Santa Rosa ya había sido impuesto mucho antes de la aparición de la pulpería y que el negocio solo fue bautizado con el nombre del lugar. En este último caso no hay hasta hoy, evidencias de que fuera así.

La versión que indica que el nombre de Santa Rosa fue conocido por la existencia de la pulpería se encuentra en un informe que le hizo Raúl Goyaud a Hilario Rodríguez en 1932. Hilario por aquella época, era uno de los pobladores más antiguos. Rodríguez afirma que el vecindario compraba en el almacén y que era muy común decir que iba a Santa Rosa y comprar provisiones.

Fachada actual de la fábrica de pastas “LA Primavera”. En 1880 en este mismo lugar funcionó la pulpería “Santa Rosa”

La historia oficial y el rol de Manuel Rodríguez Fragio.

El 24 de octubre de 1872 el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires Mariano Acosta aprobó por decreto el proyecto de la traza de un pueblo que llevaría el nombre de  Santa Rosa . Este proyecto había sido presentado unos días antes por Manuel Rodríguez Fragio , un vecino de Merloque desde mediados de los ´50 fue adquiriendo una extensión considerable de tierras entre las villas de Morón y Merlo. Estos terrenos estaban atravesados ​​por las vías del ferrocarril del Oeste y el Camino Real, y luego por la avenida Rivadavia, y contaban con la calle de la tropa, actual avenida Ratti, por donde se arriaban los animales que, luego de sortear el Río de las Conchas en Puente Márquez, cruzaban las vías del ferrocarril y se dirigían hacia los mataderos de Morón y de Buenos Aires.

Anteriormente, gran parte de estas tierras había pertenecido al capitán español Diego Rodríguez Flores que las recibió, en 1754, por despacho del rey Fernando VI en recompensa por los servicios prestados a la Corona. En 1805 estos terrenos pasaron a ser propiedad de su sobrina Melchora Romero; en 1811, al hijo de ésta, Francisco Ponce de León; y desde 1864, a través de un juicio sucesorio, a Manuel Rodríguez Fragio.

Para la fundación del pueblo, Rodríguez destinó 66 manzanas a los dos lados de la vía del Ferrocarril del Oeste, formando un triángulo comprendido entre las actuales calles Ratti, Concejal Firpo, AIvear, y Santa Rosa – BIas Parera. La solicitud de aprobación de creación del Pueblo fue acompañada con los donativos reglamentarios: una manzana de tierra para la construcción de edificios públicos  actuales Mansilla, Las Heras, Olazábal y Soler), dos manzanas para plazas públicas (actuales plazas 20 de Febrero y San Martín), una parcela para la futura estación ferroviaria, y varias hectáreas del lado Sur para la construcción de un asilo de ancianos.

Con anterioridad a la presentación del proyecto de fundación del pueblo de Santa Rosa, el supuesto fundador había acordado con la empresa de ferrocarril un convenio por el cual ésta se comprometía a levantar una estación en sus terrenos. El convenio fue presentado como antecedente ante las autoridades provinciales en la solicitud de creación del Pueblo.

Finalmente, el 24 de octubre de 1872 quedó fundado oficialmente el pueblo de Santa Rosa y, en diciembre de ese año, inaugurada la estación ferroviaria que recibió el nombre de “Ituzaingó”. “La inexistencia de pobladores” (para que sea rentable)  obligó a que la estación permaneciera cerrada algo más de un año. 

El 4 de enero de 1874 las firmas inmobiliarias Adolfo Bullrich y Francisco de la Serna dieron inicio al remate de lotes en el flamante pueblo de Santa Rosa; y con él, lugar para una población estable. La subasta ofrecía como principal atractivo para los potenciales compradores contar con el servicio de trenes y una estación propia. La elección del nombre Ituzaingó para la estación ferroviaria correspondió a las autoridades de la empresa. Con ello se buscó, como es habitual en este tipo de designaciones, homenajear hechos o personajes históricos. En este caso, la batalla de Ituzaingó ocurrida el 20 de febrero de 1827 en territorio brasileño. Allí, las fuerzas argentinas obtuvieron un resonante triunfo frente a las tropas imperiales. Aunque una reciente investigación de La Ciudad también puso en duda esa interpretación.

La apertura de la estación se realizó el 18 de diciembre de 1872; la habilitación, el 4 de enero de 1873 y su inauguración real exactamente un año después. De la lectura de la Mensura del Pueblo de Santa Rosa, documento existente en el Archivo Histórico de la Dirección de Geodesia de la Provincia de Buenos Aires, surge que los principales beneficiarios de esta operación inmobiliaria fueron los señores Teodoro Mora, Palemón Huergo, y Nicolás Avellaneda. Estos integraban la sociedad que dos días antes del loteo adquirió los terrenos comprendidos en la fundación del Pueblo. Por entonces, Nicolás Avellaneda era ministro de Educación y Justicia del gobierno de Domingo Faustino Sarmiento, y pocos meses después fue electo presidente. En tanto, Palemón Huergo se desempeñaba  como presidente del directorio del ferrocarril. (Fuente:www.ituzaingo-baires. com.ar)

A un pueblo lo fundan sus pobladores

El relato que compartimos es todavía materia de controversia entre los historiadores. Santa Rosa, hoy Ituzaingó, ha tenido  seguramente ésta y otras muchas historias que la identifican y que la han marcado en sus 148 años. Historias que se han construido sobre la calidez y la humanidad de sus habitantes. Este relato, el de las tres Rosas, está cimentado sobre la tradición oral y la memoria de sus descendientes. Como me ha dicho uno de los historiadores y con razón, está floja de papeles y por lo tanto carece de rigor histórico. Aun así, con su inocultable vaguedad y sospechada veracidad, es mucho más representativa que el frío sello en un decreto que el 24 de octubre de 1972 estampó nuestra fecha fundacional.

La casa de Rosa Ferrando demolida para hacer unos duplex

La última imagen de la casa ya tapiada, donde vivió hasta sus 104 años, Rosa Messeta de Ferrando. Su ubicación era en la esquina de Olivera y  Erezcano, Ituzaingó Sur. Fue construida en 1906. En la actualidad la casa fue demolida y se construyeron modernos dúplex.

Consultados los dos historiadores mas reconocidos de Ituzaingó; el Dr. Eduardo Guercio y Rolando Goyaud sobre la demolición, se manifestaron contrarios y opuestos a la obra. El Dr. Guercio nos manifiesta que la solución para el mantenimiento de la casa histórica seria una expropiación. Rolando Goyaud nos ha manifestado su oposición a la demolición, planteando que el inmueble es parte del casco fundacional de la ciudad y que debería ser considerado monumento histórico Cabe destacar que en Ituzaingó rige la Ordenanza N° 1000/01 que declara el lugar como casco histórico y fundacional, pero no hace mención al mantenimiento de los edificios, lo que habilitaría “legalmente” la demolición.

*Foto de portada ilustrativa

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