"La Compañia de Tierras del Sur: “Cuanto menos gente conozca los planos reales de las tierras mejor”

“The Argentine Southern Land Co. era un vasto enjambre. Más de cincuenta empresas de capital británico que tenían un mismo grupo de directores y de las cuales las más importantes se aposentaban en el mismo edificio en Londres (The River Plate House en Finsbury Circus, sede formal de siete sociedades que en realidad eran una sola). afirma Ramon Minieri en su ensayo “Ese ajeno Sur“. La TASL Co, como se la conoció en nuestro País, era la “Compañia de Tierras del Sud“, una mascara que escondió por años, los intereses ingleses en nuestra patagonia argentina.
Estas “ empresas hermanas” actuaban en distintos sectores y actividades económicas, desde la explotación de estancias hasta el transporte ferroviario, pasando por la administración, la banca, los fletes marítimos y los seguros. Solamente en el territorio de la actual provincia de Chubut, las entidades de este conjunto llegaron a poseer 2.300.000 hectáreas de campos”. continua Minieri .
Las concesiones por parte del gobierno nacional y el fraude de las companias inglesas
¿Pero como fue que la compañia llegó a tener dos millones de hectáreas?, se preguntará el lector. En aquellas época las leyes de tierras fiscales y de colonización, limitaban las concesiones hasta un máximo de 40 y 80 mil hectáreas para cada concesionario obligandolos a introducir a familias de colonos, asumiendo a su cargo el desarrollo de la infraestructura necesaria.
El fraude se realizó por etapas: Concesionarios que, aparentemente, carecían de vinculación entre sí, adquirieron concesiones en distintos puntos del país dentro de los máximos legales. De inmediato, los intercambiaron por otros en la Patagonia, realizando así el plan de la Compañía con la cual todos los concesionarios estaban relacionados, cediendo a su turno sus flamantes concesiones, título de propiedad mediante donde constaba nominalmente que estaban libres de ocupantes (indígenas) y, obviamente, sin haber introducido un solo colono que le pudiera reclamar a la Compañía derechos ni exigirle el cumplimiento de obligaciones de desarrollo de infraestructura para colonias.
Fue tan patente el fraude, que algunos de estos trámites fueron aprobados en tan sólo catorce días corridos, contados desde el inicio del expediente. Así, en pocos meses, la Compañía acumuló más de medio millón de hectáreas de territorio Mapuche.
Desde el año 1991, el Edizioni Holding International N.V. de los Benetton controla a la Compañía, nacionalizada en 1982 bajo la razón social “Compañía de Tierras del Sur Argentino S.A.” (CTSA). En 1996 la CTSA modificó sus estatutos para incorporar la explotación minera como uno de sus objetivos. Entre ese año y el 2002, en las tierras de la empresa y aledañas se realizaron cateos que detectaron yacimientos auríferos y argentíferos. El 9 de mayo de 2003 crearon la Minera del Sud Argentino para explotar esos yacimientos que, curiosamente, eran desconocidos por el Estado.
Las concesiones de la última década del siglo XIX fueron mensuradas creando así las estancias de la CTSA de El Maitén, Lepa, Leleque, Pilcaniyeu, entre otras. A diferencia de los actuales modos de mensurar con moderna aparatología que sólo realiza la descripción de coordenadas, lados y ángulos, en aquel entonces se relataban aspectos geográficos y –al menos en este caso– culturales del uso del territorio. El agrimensor Pablo Gorostiaga que midió las “colonias” Lepa y Leleque describió dentro en ellas caminos construidos por los aborígenes que utilizan para cazar. La inclusión del término en tiempo verbal presente denota el ejercicio de la práctica cultural Mapuche vigente al momento de la mensura.
Otro dato relevante, también advertido por el profesor Minieri, consiste en un exceso en la mensura de casi 17 mil hectáreas en Lepa, hacia el oeste, Justamente, el lugar donde se encuentra el conflicto por casi 600 hectáreas con la comunidad Mapuche Santa Rosa-Leleque. Describiendo los detalles de la maniobra de apropiación y ocultamiento, a partir del estudio de las cartas que intercambiaban los gerentes y directores en Buenos Aires con los de Londres:
“Cuanto menos gente conozca los planos reales de las tierras mejor” le dijo Cuthber Hacket, gerente general de la compañia a John R. Moss, apoderado de TASLCo., en Leleque, el 27 de febrero de 1918, (Gen.Let. 15. R.)
Por Sebastian Sanguinetti