La crisis económica ya se nota en las barriadas de Villa Udaondo

El cambio se siente cada vez más, pasan los días y el avance de las nuevas medidas económicas y políticas hace estragos en las zonas más vulnerables del país, siempre los mayores afectados son los barrios humildes, villas de emergencia y zonas rurales.
En Villa Udaondo el barrio Buen Ayre es un pequeño punto olvidado en la localidad de Ituzaingo, calles de tierra, perros callejeros, chicos jugando en la vereda; postales de un lugar alejado de las medidas económicas que el nuevo gobierno tomó en los últimos 120 días.
Dice Laura, una vecina que hace 20 años vive allí, “El hambre se empieza a notar en la calle”. Ella es una palabra más que autorizada en la zona, conoce a casi todos los vecinos y niños del barrio, no solo como una transeúnte del lugar. Sino como una luchadora que colabora con todo lo que se pueda hacer para cambiar las crudas realidades que más de uno sufre, desde “Copas de leche” hasta talleres de oficios que se dictan en el Centro juvenil “Barrio Buen Ayre” donde se capacita, se contiene y se les da una merienda a los chicos.
El Centro Juvenil ubicado en Tabaré 490, entre Chimbora y Nicolás Repetto, está destinado a capacitar y contener a sesenta jóvenes de entre 14 y 18 años en situación de vulnerabilidad. Se dictan talleres de peluquería, cerámica, cerrajería y se espera agregar más.
Los sectores humildes son los primeros en quedar expuestos ante la falta de empleo, los tarifazos excesivos y la inflación. Hasta el momento no hay señales de que la cosa mejore en el corto plazo. En el barrio Buen Ayre la recesión comienza a ser una imagen triste. El empleo formal empieza a escasear, así como también las “Changas”.
Es hora de que las nuevas autoridades se replanteen cual es el objetivo real de sus medidas, si es para lograr un bienestar social o para favorecer a otros sectores con mayor poder adquisitivo. Quizás tengan que mirar un poco para el costado, fijarse que detrás de cada decisión económica hay un centenar de chicos que las sufren en carne propia, y son los que mejores cuidados tendrían que tener por parte del Estado.
Por Mauro Pare