Escritorxs del Conurbano: Hoy, Paula Dorin

Escritorxs del Conurbano: Hoy, Paula Dorin
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“Escribir se convirtió en una decisión política”, define la escritora Paula Dorin, oriunda de Ituzaingó que apoya la autoedición y publicación en red de forma autogestiva.

La Ciudad charló con la autora de “Satura” sobre sus inicios, el mercado editorial, el ambiente literario conurbano y las interrogantes que se abren al hablar de la llamada “literatura de mujeres”.

¿De dónde sos? ¿Cuándo empezaste a escribir? ¿Cómo fue ese inicio de relación con el mundo de la escritura?

Empecé a escribir de chica, durante mi paso por la primaria. En segundo o tercer grado, con mi escuela participamos de una antología interescolar de microcuentos. Así que, se podría decir que mi primera publicación fue a los 8 años.

De cierta manera, más allá de lo anecdótico, la relación con la escritura estuvo ahí, siempre: desde un lado más creativo, inventando historias, canciones o poemas con rima, hasta lo más técnico, disfrutando a la hora de redactar, corregir y reescribir trabajos prácticos, monografías, etc.

De todas formas, fue más adelante el momento en que la escritura se volvió un acto consciente para mí. Eso fue a mis 18, cuando me anoté en el taller literario municipal. A partir de allí, mi postura frente a la escritura cambió casi por completo, y pasó de ser algo eventual a ser algo elegido, se convirtió en una decisión no solo estética sino también política.

¿A quiénes consideras tus “referentes” en lo literario? ¿Cuáles son tus influencias?

Me gusta mucho la poesía concreta. Ahí están, sin dudarlo, Pignatari y los hermanos De Campos. También, dentro de la poesía visual, me interesa Girondo. Mi poesía tiene bastante de eso, de juego en la espacialidad, de mixtura entre dibujo y palabra, de llamada de atención a través de los ojos.

Pero, por otro lado, cuando se trata de otro tipo de búsqueda, voy de Pizarnik a Susy Shock, pasando por Arturo Carrera, Benedetti, Walsh, Kamenszain y Nicanor Parra sin escalas. Así y todo, no puedo asegurar que haya una influencia directa de todxs ellxs en mi escritura, pero estoy convencida de que lo que se acumula en la retina, en la cabeza o en la piel, inevitablemente termina haciendo eco en el texto propio.

Igualmente, debo confesar que el primer puesto lo comparten dos artistas que, paradójicamente, no vienen (o no de manera directa) del palo de la poesía: León Gieco y Mauricio Kartún.

¿Qué pensas del ambiente literario del conurbano? ¿Crees que, en el mercado editorial, lxs escritorxs del conurbano están ganando terreno?

Me cuesta pensar en un “ambiente literario del conurbano”, sinceramente. Es decir, conozco autorxs muy grosxs que viven cerca, que de a poco se van haciendo un lugarcito, pero no sé si existe eso que sí hay en, por ejemplo, Capital Federal, donde hay un circuito más o menos establecido, donde la mayoría de lxs escritorxs se conocen entre sí, donde entrás a cualquier barcito y te encontrás con alguna movida literaria.

Acá pasa otra cosa. No sé bien qué, pero es distinto. Un ambiente literario (o el que sea) supone una red amplia de personas haciendo lo mismo. En el conurbano, hay más bien una colmena, donde cada persona ocupa, junto a otras, una misma casita.

Lo mismo me pasa con la idea del “mercado editorial”. Es difícil pensar en un solo mercado.

Si hablamos de editoriales como, no sé, Planeta o Random House, no, quizás no haya ningún terreno ganado. Pero hay un mundillo de editoriales independientes en el propio conurbano que, sí, lógicamente abren un poco más el juego para nosotrxs.

El poemario de Paula Dorin, “Satura”, es un trabajo que compila poemas divididos en cuatro secciones atravesadas con el eje transversal de que escribir es un acto político.

¿Cómo ves el ambiente literario (del conurbano y en general) para las mujeres escritoras y para las disidencias?

Este último tiempo nos ha tenido como protagonistas y eso se nota. Pero, como en todos los ambientes, también en el literario venimos haciéndonos lugar a la fuerza, sea ocupando lugares que ya existen o creando espacios nuevos.

En ese sentido, hay una tendencia, creo yo, a fomentar los encuentros por y para las voces femeninas (aunque, bueno, habría que ver qué son esas “voces femeninas”, ¿no?).

Entiendo que, de cierta forma, eso parte de la necesidad de unirnos frente a la adversidad. También hay un aumento copado de apariciones de escritoras mujeres (no así de disidencias) en el ámbito público. Supongo que significa que cada vez llegan más mujeres. No sé bien a dónde, pero llegan. Quizás, al mundo del reconocimiento. Pero ese mundo también está resquebrajándose, así que habría que ver.

De todas formas, falta mucho todavía. Sobre todo, falta para llegar a una verdadera comunión entre personas, donde todxs tengamos igual participación y visibilización, sin importar el género, el sexo o la identidad (ni ninguna otra característica, pero eso es otra discusión). Y, además, como siempre, la carrera es todavía más difícil, me parece, para el colectivo de la diversidad.

El famoso techo de cristal existe. Que no pueda/podamos verlo no significa que no esté.

¿Cómo ves la literatura de las mujeres? ¿Crees que el pinkwashing influye en el mercado a la hora de vender literatura de mujeres?

Quizás ya no sirva pensar en la categoría “literatura de mujeres”. ¿Qué dice esa etiqueta de la persona que escribe? ¿Qué dice del libro? ¿Qué pasaría si sacáramos los nombres? ¿Leeríamos de igual manera esos textos? ¿Existe una “literatura de hombres”?

Cada escritorx es únicx y lleva consigo su propio mundo, un mundo lógicamente atravesado por su identidad de género, pero también por su entorno, por sus creencias, por su educación, por su posición social, por su tierra, por sus lecturas, etc. Hay un sinfín de variables…

Entonces, reducir lo inmenso de la literatura a “mujeres” termina siendo un desaprovechamiento. La literatura es literatura, y punto.

Sobre el pinkwashing, sí, seguramente influya. Pero me parece que es lógica del capitalismo: comerse todo lo que hay a su alrededor llamando la atención.

Hoy, el protagonismo lo tenemos las mujeres y las disidencias. Bueno, allí va el mercado a buscar potenciales negocios. Desde ya que la cosa no funciona de manera tan lineal (porque, en este caso, hay además una cuestión de clases sociales, posiciones económicas y privilegios que potencian algunas voces por sobre otras) y que la discusión debe ser más profunda pero, si me apurás un poco, si el pinkwashing significa la irrupción de voces disidentes dentro de un status quo, entonces bienvenido sea el pinkwashing.

De tu propio material, ¿cuáles son tus escritos favoritos y por qué? ¿Cuál es tu último trabajo?

Mi primer y único trabajo (por ahora) es Satura, un libro de poemas dividido en 4 secciones, cada una con un eje distinto pero entrelazadas por una misma premisa: todo acto de escritura es un acto estético-político.

En sí, el término “satura” remite a un tipo de obra griego que justamente se caracterizaba por la variedad de temas, formas y estilos, y el libro es eso, una gran miscelánea que, pudiendo funcionar por partes, no se termina de fragmentar porque detrás está el lenguaje que la amalgama.

Dentro de Satura, hay un poema que se llama “Marea”. Habla sobre la fuerza del feminismo, de lo colectivo, de la lucha, del compromiso, de lo imparable, de lo inevitable. Ese es, sin dudas, mi favorito. Tiene una música, un ritmo y una fuerza que creo no conseguí ni alcancé con ningún otro texto. Cada tanto vuelvo a él, aunque no sé bien para qué.

¿Qué consejo le darías a unx escritorx del conurbano que quiere comenzar a publicar sus escritos?

Que se anime, que busque y que persevere. Hay bocha de editoriales independientes que trabajan de forma muy seria y que son más accesibles que las grandes empresas del libro.

También existe la autoedición. Yo, por ejemplo, publiqué así. Laburé con una amiga ilustradora, primero, después con dos diseñadoras y, por último, con un imprentero. La difusión corrió por mi cuenta. Fue un proceso recontra lindo que volvería a hacer. Así que, sea de manera independiente, sea bajo un sello, vale la pena embarcarse en la aventura de la publicación. Todo texto nuevo es bienvenido en el mundo de la literatura.

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