Verano candente: cómo protegernos de las olas de calor

Llegaron los días con las temperaturas más elevadas y con éstos las temidas olas de calor, por lo que es necesario tomar las precauciones del caso para evitar afectación en nuestra salud.
Los síntomas más habituales de un golpe de calor son la piel caliente, seca y enrojecida, no sudamos, el pulso se hace más rápido, así como más débil y superficial, se pueden producir contracciones musculares simultáneas, sensación de náuseas o dolor de cabeza. Estas manifestaciones pueden generar cuadros más graves como convulsiones o, incluso, pérdida de la conciencia, apunta Juan Jesús Hernández, responsable del Plan de Salud de Cruz Roja.

En sus comentarios, publicados por CuidatePlus portal especializado en salud, el experto explicó que el organismo está acostumbrado a vivir bajo una temperatura estable que oscila entre los 36 y 37 grados. Por ello, para mantenerlos y que no se suban frente a un calor excesivo, es necesario seguir las siguientes recomendaciones:
- Mantener el cuerpo hidratado. Esta medida es fundamental. Hay que beber agua regularmente. Atención con las personas mayores y los bebés, que no van a reclamar líquidos.
- Seguir una alimentación rica en agua. No solo el agua o las bebidas isotónicas ayudan al cuerpo a mantenerse hidratado. Hay alimentos que ayudan mucho también a ello. Sopas frías como el gazpacho, zumos, frutas varias, ensaladas o verduras son los que más cantidad de líquido y sales van a aportar.
- Procurar tener el hogar fresco. Además de usar el aire acondicionado o el ventilador, es conveniente, entre otras tareas, bajar las persianas en las horas centrales del día o ventilar la casa a primera hora de la mañana o a última de la noche con el fin de evitar el calor externo al domicilio.
- Al salir, procurar mantenerse bajo la sombra. Aunque debemos evitar permanecer en el exterior las horas con más calor del día, si tenemos que hacerlo, es muy importante evitar el contacto con las radiaciones solares.
- Utilizar ropa de tela apropiada y de color claro (que absorbe menos el calor), llevar sombrero o gorra que nos proteja la cabeza o gafas de sol. Además, se recomienda calzar unos zapatos cómodos, flexibles y que transpiren.
- Utilizar crema solar. A toda la lista del anterior punto, debemos incluir y recordar la importancia de aplicarnos crema solar adecuada a nuestro tipo de piel para evitar complicaciones o lesiones como quemaduras por estar expuestos al sol.
- No dejar a los niños ni a personas mayores en el interior de un vehículo cerrado y sin ningún tipo de ventilación. Son situaciones en las que los golpes de calor son frecuentes.
- Prestar atención a los cambios bruscos de temperatura al salir y entrar en el vehículo. Los contrastes de esta son propicios a resfriados.
- Llevar siempre líquidos para evitar la deshidratación.