Walter Lezcano, un escritor entre combates cotidianos y goces políticos-artísticos

Walter Lezcano, un escritor entre combates cotidianos y goces políticos-artísticos
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“Argentina no asume que es un país racista y asesino”, sentencia el escritor y periodista Walter Lezcano y pone en palabras lo que toda una sociedad se empeña en esconder. Porque Lezcano es así: Te tira la posta cuando menos lo esperás, pero más lo necesitabas. Y no sólo lo hace a través de sus desgarradores (y, a la vez, esperanzadores) poemas, sino también mediante su trabajo periodístico, que recopila y analiza a grandes artistas de la escena musical local con alcance e impacto internacional.

A lo largo de su trayectoria, tanto literaria como periodística, Walter Lezcano nunca tuvo pelos en la lengua, pero no permitió jamás que eso sea leído como una rispidez indomable. Al contrario, Lezcano parece haberse convertido (o quizás así lo fue siempre) en una especie de encarnación personal y artística de la gran frase de Guevara: “Hay que endurecerse sin perder la ternura”.

De ternuras y durezas sí que sabe Walter Lezcano, y eso siempre ha quedado plasmado en todas sus obras poéticas y narrativas. Su último trabajo “Combate de los pozos” es un poemario que resume con certeza la posibilidad de seguir apostando a una lucha áspera y necesaria, como la lucha antirracista que están librando las personas negras y marronas en nuestro país, pero también a la pureza del goce y la entrega a los placeres.

En diálogo con La Ciudad, Walter Lezcano conversó sobre su nuevo poemario editado por Es Pulpa de Mar del Plata, la militancia político-poética que lleva adelante en todos los aspectos de su vida, la crisis actual del periodismo y las distintas maneras de escaparle con astucia a una realidad que “nos sigue pegando abajo” cada vez más.

¿Cómo y cuándo nacieron los poemas que conforman “Combate de los pozos”?

Hace un tiempo que yo vengo trabajando, pensando, corrigiendo y dándole con todo a un tipo de “poesía política”, ver cómo es posible generar textos poéticos en este momento de la historia y cómo dialogan con este presente.

Yo ya venía dialogando la temática del racismo, de forma consciente. Porque muchas veces uno escribe y el tema surge “naturalmente” o de algo que el texto te sugiere y que vos vas siguiendo, hay un hilo ahí que aparece y vos vas tirando de ese hilo. Pero acá yo lo que venía trabajando es más bien un “hay que laburarlo directamente”: Miremos de frente al problema y tratemos de ver de qué forma generar estética, belleza, poder desde ese procedimiento de laburo a consciencia.

Y coincidió que la editorial Es Pulpa Ediciones de Mar del Plata me escribe para preguntarme si tenía algo que quisiera publicar con ellos. El editor me había visto en la serie “Marrón” del Canal Encuentro, la editorial en sí está muy interesada en todo el tema del racismo. Así que, terminé el libro y se los mandé.

¿Cómo fue el trabajo con la editorial Es Pulpa de Mar del Plata?

Fue un trabajo increíble, en relación a la corrección, porque pensamos mucho los textos. Cuando yo les entregué el corpus, empezamos a dialogar cuáles funcionaban, cuáles no, por qué, de algún modo, cada uno defendía su postura… Siempre en el terreno del afecto, del cariño y de ver qué es lo mejor para el libro, ¿no? Fue muy arduo el trabajo, en el mejor sentido de la palabra. Vos pensá que Argentina tiene una gran tradición de poesía política, desde Miguel Ángel Bustos hasta Perlongher, pasando por un montón de movimientos, un gran recorrido. Para mí era muy importante tener en cuenta estas referencias y, a la vez, también no sentir que lo social “te arruina el poema”, que “bajar línea” lo arruina. Porque esos son los bordes de generar buenos poemas de intervención política: Que no se vuelva un panfleto, que no se reduzca la belleza estética para poder quedar bien con la consigna política. Ese fue un desafío interesante que buscamos con los editores.

Además, yo venía muy embebido y emocionado con el poema “Cadáveres” de Néstor Perlongher. Vengo dando su figura y obra en muchos talleres; el último lo di en el Museo Ricardo Rojas de Capital Federal, entonces… estaba en tema, en territorio. Y con esas referencias laburamos y corregimos muchísimo para que pueda prevalecer o se pueda tratar de pensar una poesía política en el siglo XXI, en este momento de la historia. No sé si lo logramos, pero hay una cierta ambición de vislumbrar cómo fundir poesía y política en este momento particular.

El nuevo poemario de Walter Lezcano, “Combate de los pozos”, está editado por la editorial marplatense Es Pulpa Ediciones y contiene poemas políticos que entrecruzan la lucha antirracista y el goce de las identidades marrones.

¿Por qué elegiste ese nombre para el poemario? ¿Qué representa para vos?

En cuanto al título, el libro en un inicio se llamaba “Caer es el principio”. ¿Y vos sabés que no me terminaba de cerrar? Bueno, vos sos poeta, me entendés. Me parecía que era un título “muy llorón”, se me hacía como un tanto debilitado, como si lxs sujetxs que aparecen en los poemas estuviesen bajo ese paraguas de la lástima, la victimización, la pena. Y yo quería que tuviese otro espíritu el libro, que tuviese otro matiz, otro ímpetu.

Entonces un día, yendo a visitar a mi vieja, que vive en la calle Combate de los pozos, de pronto reparo en eso y ahí me cerró todo: Pude descubrir que ese iba a ser el título del libro y entendí esto de pensar a la poesía política como un lugar de resistencia, combativo, que podía ser visto también como algo estético, que se la banca. En ese sentido, si bien abordo la temática del racismo, lo abordo desde distintos lugares, a veces de forma muy clara y evidente, y otras de maneras más implícitas. Pero viene por ahí la mano: Tratar de conquistar, con la poesía, un territorio que esté por afuera de algunas temáticas que están surgiendo ahora, y meterse de lleno con lo político y la lucha antirracista, de visibilización.

También hay algo que me interesa muchísimo de algunos artistas, por ejemplo, Adrián Dárgelos de Babasónicos y de otros artistas poetas también, que utilizan el resentimiento como un combustible creativo, como un material que permite crear obras preciosas, bellas. Y hay algo de eso en muchos de estos poemas racializados: Cómo generar operaciones estéticas con este material, en un país como Argentina, totalmente racista y asesino. ¿Es posible hacer poesía con eso? Creo que el libro quizás se pregunta eso. ¿Es posible hacer poesía en un país donde te discriminan, te matan, te asesinan, te excluyen, no sos un cuerpo deseado…? Un montón de cosas horribles, que pasan solamente por el color de tu piel, tu piel marrón. ¿Es posible generar belleza estética con eso? “Combate de los pozos” asume ese desafío y lo lleva adelante.

Este último tiempo estás dedicado a muchos proyectos que están viendo la luz por primera vez, algunos que mezclan la literatura con un lado más periodístico. ¿Cómo vas manejando los tiempos de creación y trabajo artístico?  ¿Cómo ves ese nexo entre lo literario y el periodismo?

Este tema nos toca mucho a los dos, ¿no? El periodismo está, no en un momento crítico, sino totalmente límite. Porque hay una crisis económica, en la cual está sumida el país hace mucho tiempo, y eso hace que el oficio del periodismo sea hago totalmente precario. Las últimas estadísticas demuestran que unx periodista necesita dos trabajos o más para poder llegar a la línea de pobreza. Y eso repercute en la calidad de los textos.

Los textos que estamos leyendo en este momento en los medios que consumimos, detrás de ese resultado de lo que leemos, está la precariedad económica de unx sujetx que no puede llegar a fin de mes, o que está mal alimentadx, o que lee poco y mal, porque su trabajo está mal pago. Eso, de movida. Y nosotrxs ya veníamos con una crisis del periodismo, que tenía que ver con la muerte de las redacciones, con las reducciones de trabajo, del freelancismo como la señal más clara de que todo se estaba derrumbando.

Yo creo que ni siquiera es posible romantizar toda esta precarización, ni tampoco volverla heroica ni mítica. Es triste por donde lo mires. Pero, por otro lado, si uno quiere tratar de vislumbrar algún matiz positivo en todo esto, es que, si bien hay un descreimiento muy grande, en términos sociales, del periodismo, siento que, al igual que la docencia y otras profesiones, el periodismo está muy mal visto en la sociedad. Se cree que todos los periodistas están comprados, trabajando en conveniencia con el poder, que están todos ensobrados…

Pero hay ciertas firmas dentro del periodismo que son valoradas. Si bien la imagen social del periodismo cae, lo que lo sostiene en este momento son ciertas firmas, ciertos nombres y apellidos que son valorados. Desde ese lugar creo que se pueden trabajar los materiales, ¿no? Por otra parte, por paradójico que suene, si bien los medios dan menos lugar a las notas o se le da menos espacio a los trabajos (antes vivimos un “boom” de la crónica y yo creo que, ahora, eso ya murió), en ese mismo contexto, los libros de periodismo están empezando a tener muchísimo más espacio. Para mí, el espacio natural para poder explayarme en algunos temas, es el libro, el espacio que él te da.

Es una situación muy oscilante, por estar condicionadxs por la crisis económica argentina. A partir de ahí, también se puede pensar el nexo con lo literario: Se hace lo que se puede. Porque vos también tenés que ir viendo de qué forma confluyen la precariedad económica, los tiempos de pensamiento y los tiempos de creación y corrección de un texto, cómo podés ir armando ese rompecabezas…

Y también laburar muchísimo con la ansiedad, con la búsqueda de calidad, y qué es para vos un texto que tenga calidad literaria. Es muy arduo el tema y me parece apasionante pensar cómo vamos llegando a la finalización de nuestros textos en ese sentido.

“En el libro aparece mucho la posibilidad de crear una zona de placer en todo esto. El libro intenta crear distintas puertas de entrada al problema y que también ser marrón en Argentina sea visto como una zona de goce, una zona bella, una zona seductora, una zona donde podemos vivir con alegría. Combatimos, pero también disfrutamos la vida, de nuestros cuerpos, nuestros sexos, nuestras distintas instancias de goce, que son un montón.”

Walter Lezcano acerca de su último poemario, “Combate de los pozos”.

Volviendo a “Combate de los pozos”, ¿cómo convive la lucha política y la estética poética en los poemas que lo componen?

Con esto de trabajar el tema del racismo y su lucha en Argentina, lo que intento con el libro, y es un poco la lucha de la poesía, es la lucha por la palabra. Argentina es un país que cree que no es racista. Porque, por supuesto, palabras como “negro”, “negri”, forman parte del léxico cotidiano que se dice con cariño, con afecto. Nosotrxs también tenemos el mate como unión comunitaria, tenemos muchos espacios de intervención, mezcla, y el mestizaje se ve también como parte de la identidad argentina. Y por todas estas cuestiones, el racismo no aparece como tema, como que Argentina no se percibe racista. Argentina no asume que es un país racista y asesino.

Entonces, la lucha del libro, en algún sentido, es tratar de visibilizar un poco esto. Y, por supuesto que también tiene que ver con la lucha de Identidad Marrón, un colectivo importantísimo para este momento histórico, que puso la palabra “marrón” en el centro de la escena, y cómo nuestra piel marrona y nuestras facciones de pueblos originarios también nos condena: Cierta nariz, cierto maxilar, ciertos pómulos, cierta frente, ciertos ojos… Nuestros rasgos indígenas nos condenan en nuestra sociedad, por más que la sociedad asuma que es por otras cuestiones que se nos condena, otras que no tienen que ver con el color de piel y nuestras facciones.

De algún modo, la lucha del poema político que intenta visibilizar estas cuestiones es cómo nombramos estas cosas, nuevas para un territorio como Argentina. ¿Cómo lo enunciamos, cómo lo decimos? “Combate de los pozos” también busca a qué elementos de nuestro lenguaje podemos recurrir para ver de qué forma nombrar esta nueva problemática que aparece con fuerza y que yo quiero poner en el ojo del huracán. Así que todo el tiempo están apareciendo palabras, neologismos, formas de nombrar estos matices que tienen los problemas relacionados con el racismo y la lucha antirracial.

También aparece mucho la posibilidad de crear una zona de placer en todo esto. El libro intenta crear distintas puertas de entrada al problema y que también ser marrón en Argentina sea visto como una zona de goce, una zona bella, una zona seductora, una zona donde podemos vivir con alegría. Combatimos, pero también disfrutamos la vida, de nuestros cuerpos, nuestros sexos, nuestras distintas instancias de goce, que son un montón. Entonces, ahí la lucha es, no solamente que se visibilice el problema y se combata con fuerza a cualquier racista o se pelee a la contra, sino también decir “lxs marrones gozamos, vivimos muchas instancias de placer y construimos belleza”.

¿Cuáles son tus próximos proyectos y presentaciones?

El libro “Combate de los pozos” lo vamos a presentar en la Feria Invierno de Mar del Plata, en su segunda edición, el día 17 de junio. Estoy muy feliz de poder viajar allá y que el libro salga por esta editorial. Es un gran principio.

Por otra parte, también estoy participando de distintas antologías de poemas y de cuentos, trabajando con Editorial Conejos en un nuevo libro enteramente de cuentos, que seguro saldrá este año o a comienzos del año que viene, y se llama “Especies que desaparecen”. Además, acabo de entregar a editorial un libro sobre Rosario Bléfari y Suárez, su banda de los noventa y que en los dos mil vuelve y fue lo último que ella grabó en vida. Es un libro sobre la relación con su banda de toda la vida.

Después, más allá de lo que ya haya terminado y entregado, estoy siempre escribiendo. Actualmente, estoy con tres novelas a la vez, trabajando otro libro de poemas… Creo que, frente al momento económico que estamos viviendo, que todo está tirando para que vos te hundas, me parece que es vital intentar zafar de esa sensación en la cual Argentina nos está queriendo sumir. Entonces, el laburo en esto momento histórico es ese: Tratar de llevar una vida creadora cuando todo te parece indicar que debes estar esclavizado al dolor.

Por eso también preparo distintos talleres sobre diversos artistas que buscaron maneras creativas de llevar vidas que no sean esclavizadas a ciertos momentos: Perlongher, Rosario Bléfari. También laburamos a estxs artistas en los talleres de escritura creativa, pero no sólo leemos, sino que también vemos películas, escuchamos canciones, nos acercamos al teatro, la fotografía, el arte plástico. Es un momento en el que tenemos que buscar herramientas históricas que nos permitan combatir este presente de desolación.

La post pandemia parecía, cuando estábamos en pandemia, un momento en el que “íbamos a salir mejores”; y ahora se confirmó que salimos peores. Entonces, con todos estos proyectos, quiero buscar maneras de ver un futuro, de poner en forma material eso que decía Spinetta: “Mañana es mejor”. Bueno, yo quiero que el hoy sea mejor, por eso me entrego también a toda esta cantidad de trabajos alrededor de la creación, para ver cómo es posible construir vida en un contexto de muerte.

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