Ya suman 20.000 puestos de trabajos perdidos en el último mes, entre empleados públicos y privados.
La ola de despidos en el sector estatal comienza a tener replicas en el mercado laboral privado, con cifras que llegan a los 10.000 puestos de trabajo perdidos. Una situación que afecta directamente a los rubros: Metalúrgicos, cerámicas, petróleo, construcción, gastronomía, alimentos, prensa y transporte, donde se pudo apreciar la baja de empleo.
A nivel nacional la preocupación crece y no mide banderas políticas. En la Rioja se produjeron 700 despidos, En Mendoza 1.000 docentes fueron cesados y en Tierra del Fuego se estima que son 500. En tanto en la empresa estatal de telecomunicaciones ARSAT el número llegaría a 300. Ayer a través de su cuenta de twitter Gustavo Varela hizo saber su situación laboral: “Me echaron de ARSAT, no guardo rencor con los que votaron este cambio”, concluyo el ingeniero. El nuevo presidente de ARSAT, Rodrigo De Loredo, confirmó 22 despidos en cargos jerárquicos, ningún científico. Desde la CTA indicaron que el número real es de 300.
Todos los cesados que cumplían funciones para el estado forman parte de la revisión de contratos anti ñoquis por parte del gobierno nacional. Tan solo en esta semana se dieron de baja 100 empleados contratados del Ministerio de Trabajo y fueron despedidos otros 130 de la Secretaría de Comercio.
Según El Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma en el plano privado la cifra de despidos asciende a 10.000.
Como informo La Ciudad, la Cerámica San Lorenzo instó 100 operarios a retirarse voluntariamente, en tanto la Unión Obrera Metalúrgica de La Plata advirtió que podrían producirse unos 60 despidos en la planta autopartista Peugeot-Citroën, aunque esto fue negado desde la empresa. En la provincia de Santa Fe el frigorífico Frideco cerró sus puertas y dejó en la calle a 100 trabajadores, lo que motivo una movilización hacia el ministerio del trabajo.
Todo se suma a los conflictos de despidos en Cresta Roja, Grupo Techint y la textil Felson (Kevingston). En el caso de la reconocida marca de rugby peligran 60 puestos de trabajo por la decisión de la empresa de importar ropa que se confeccionaba en Argentina.
Por Mauro Pare