
El cuidado por el ambiente y la búsqueda por reducir el impacto negativo de las actividades humanas ha llevado a prácticas y elementos que parecían haber quedado en el olvido. En este sentido, en el último tiempo se volvió, aunque con modificaciones, al uso de pañales de tela en lugar de los descartables. Desde Ituzaingó, el emprendimiento Yurumí se encarga de ofrecerlos.
Su fundadora, Camila Quaglia, contó a La Ciudad que la idea de realizar este tipo de productos surgió de su mismo uso. “Embarazada de mi segundo hijo, en un grupo de Facebook sobre crianza respetuosa nos enteramos, por otras familias, la existencia de los pañales de tela”, recordó.
La joven contó que quedó “fascinada” y agregó: “Cuanta más información buscábamos, más nos convencíamos de que íbamos a usar pañales de tela con nuestro bebé (que hoy ya tiene 4 años)”. Así, “con conocimientos casi nulos sobre costura” y una máquina de coser que heredó de su abuela, comenzó a reciclar prendas que tenía en su casa. De esta forma, salieron “los primeros pañales ‘caseritos’, que si bien no son ni un 1% de lo que hoy son los pañales que hacemos, eran super funcionales”.
“En pandemia, gracias a mi tribu y mi familia, me animé y empecé a vender lo que hasta el momento hacia solo para mi hijo”, explicó la creadora de Yurumí. Además de comenzar a compartir sus creaciones, amplió su oferta: “Al principio solo hacia pañales de polar con apliques hechos por mí, y hoy hago más de 20 productos diferentes, todos completamente de cero”.

Beneficios de los pañales de tela
Cabe mencionar que “los pañales de tela modernos no son nada parecidos a lo que eran los pañales que usaban nuestras abuelas”. En este sentido, traen varios beneficios. Por un lado, “ahora se hacen con telas que permiten la transpirabilidad de la zona genital del bebé”.
La emprendedora contó que en los pañales de Yurumí “las telas en contacto con la piel del bebé son telas de algodón, libre de químicos; y las telas que se utilizan como impermeables son transpirables”. En este sentido, aseguró que “esto los hace mucho más frescos que los pañales desechables, evitando rozaduras o dermatitis de pañal”.
Además de la cuestión de la salud, el uso de pañales de tela es un alivio para el bolsillo. “Se estima que un bebé a lo largo de su etapa pañalera va a usar unos 6000 desechables, dependiendo la marca y calidad el presupuesto que se necesita iría entre $94.000 a $300.000 (sin contar la inflación)”, afirmó Quaglia.
En cambio, los pañales de tela salen en promedio $1700; “y se necesitan aproximadamente entre 12 y 20”. Además, la creadora de Yurumí destacó la posibilidad de hacerlos con prendas recicladas; así como de venderlos “para recuperar parte de la inversión, guardarlos para otro hermanito, o bien donarlos”.
Esto lleva al beneficio ecológico, ya que “se estima que un desechable tarda unos 300 y 500 años en biodegradarse, para su producción se requieren 60 litros de agua por cada uno, y generan unas dos toneladas de basura”. En cambio, los pañales de tela, al ser reutilizables “con un correcto uso, tienen un impacto ambiental muchísimo menor”.
Por último, la joven explicó que “no es necesario comprar diferentes talles a medida que el bebé crece. Tienen broches que ajustan el tiro y la cintura, por lo que sirven desde los 5 kg aproximadamente hasta que deje los pañales”.
Al agua con los pañales de Yurumí
Además de los de uso diario, Quaglia comenzó a ofrecer pañales para el agua. Estos “están pensados solo para retener sólidos en el agua. No llevan telas impermeables ni absorbentes dentro”. En este sentido, “a diferencia de los desechables, no se llenan de agua ni les pesan ya que funcionan muy similar a un traje de baño”.
Uno de los mitos sobre estos productos suele ser su poca practicidad. Al respecto, Quaglia explicó: “En el caso de los pañales de tela, lejos quedaron los días de fregar a mano y hervirlos. Se lavan en lavarropas y con agua fría”.
“Al ser prendas de ropa muy sucia, requieren dos lavados uno corto (o pre enjuague) y uno largo (o lavado profundo)”, detalló. Además, comentó que los jabones no deben tener perfume, suavizantes ni blanqueadores. Tampoco se usan aquellos “que se utilizan para la ropa de bebé, ni jabón blanco (ya que tiene alto contenido oleoso que puede impermeabilizar las telas)”.
“Al momento de sacárselos, se tiran los sólidos en el inodoro y los pañales se acopian en un lugar cerrado y oscuro hasta el día de lavado”, explicó la emprendedora.
“Dar el primer paso y animarse”
Si bien la cara visible de Yurumí son los pañales, también ofrece otros productos como cobertores de polar; toallitas femeninas de tela; discos de lactancia.
Ante el “boom” de los productos de tela, Camila comentó que “hay opiniones de todo tipo”. Por un lado, están quienes “les despierta interés y te preguntan respetuosamente, y hay quienes se espantan ante la idea de cosas tan naturales como menstruar”.
Sin embargo, reconoció que “ahora, que se ven cada vez más estos tipos de productos, muchos que antes estaban completamente negados poco a poco se van animando”. Las motivaciones son variadas: “A algunos los alienta el ahorro, a otros la salud, a otros el cuidado del medio ambiente”.
Para animar a quienes tienen dudas sobre estos productos, comentó: “Les diría que busquen información, que piensen en el costo-beneficio que tienen, que no hace falta ser el ambientalista perfecto para sumar poco a poco hábitos sustentables”.
“Cada hábito nuevo que adquirimos cuenta. Hay familias que arrancan de a poco, con uno o dos pañales y prueban haciendo pañaleo mixto, eso también es válido. Es solo cuestión de dar el primer paso, y animarse”, concluyó.
De esta forma, Yurumí demuestra que la ecología está en pañales, ya que el uso de estos productos de tela es sólo una de las tantas formas de cuidar el ambiente.
Contacto
Instagram: @yurumi.eco
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