Como funciona la Hipervigilancia corporal para evitar abusos en los niños

En un contexto de retracción estatal, la ESI en el conurbano bonaerense ha dejado de ser una simple materia para convertirse en un entrenamiento sensorial. A los niños ya no solo se les enseña a nombrar sus partes íntimas; se les entrena para escanear intenciones

Como funciona la Hipervigilancia corporal para evitar abusos en los niños
facebook icon twitter icon telegram icon whatsapp icon

El caso de abusos denunciado por una joven alumna del Instituto Nuestra Señora de Lourdes y publicado por La Ciudad, vuelve a instalar el debate sobre la necesidad de que los y las niñas puedan acceder a la Educación Sexual Integral, más conocida como ESI. En el corazón de este sistema pedagógico, exite un término que pocos conocen: "La hipervigilancia corporal"

En la psicología del trauma, la "hipervigilancia" suele ser un síntoma: el estado de alerta perpetuo de quien espera un peligro inminente. Sin embargo, en las aulas bonaerenses de este 2025, este concepto ha mutado. Ya no es solo un síntoma, es una pedagogía de supervivencia.

Mientras el gobierno nacional de Javier Milei desmantela la estructura federal de la Educación Sexual Integral (ESI), en la Provincia de Buenos Aires se libra una batalla silenciosa. No es solo política; es cognitiva. Estamos entrenando a una generación de niños para ser sus propios "radares" de abuso en un país que ha decidido apagar los sistemas de alerta temprana institucionales.

El fenómeno de la "Hipervigilancia Educativa"

Hasta hace unos años, la ESI se celebraba por su capacidad de enseñar el "autocuidado". Hoy, los psicólogos observan un fenómeno más agudo: la hipervigilancia corporal.

En un contexto de retracción estatal, la ESI en el conurbano bonaerense ha dejado de ser una simple materia para convertirse en un entrenamiento sensorial. A los niños ya no solo se les enseña a nombrar sus partes íntimas; se les entrena para escanear intenciones. ¿Esa mano fue de ayuda o de invasión?”.

Este mecanismo psicológico es brillante y, a la vez, trágico. Es brillante porque funciona: el 80% de los abusos se develan gracias a esta activación cognitiva. Pero es trágico porque deposita toda la responsabilidad de la detección en el niño. Ante un Estado nacional que se retira, el niño debe ser su propio guardaespaldas, juez y primer testigo.

La grieta del "Radar": Nación vs. Provincia

La situación actual presenta una esquizofrenia institucional que confunde a familias y docentes, exacerbando esta ansiedad social.

1. El apagón nacional (La gestión Milei): Desde octubre de 2025, al cumplirse 19 años de la Ley 26.150, el desfinanciamiento se ha oficializado. La eliminación de partidas específicas para la ESI en el Presupuesto Nacional 2025 y la retórica contra la "ideología de género" han enviado un mensaje claro: la protección sexual ya no es una prioridad federal. Al eliminar el plan ENIA (prevención del embarazo no intencional) y desarticular los equipos de capacitación nacional, el mensaje psicopolítico a la sociedad es de desamparo.

2. La trinchera bonaerense: Del otro lado de la General Paz, la Dirección General de Cultura y Educación, ha intentado sostener la estructura. La Dirección de ESI provincial encabezó este 2025 con una defensa férrea de los contenidos y la distribución de materiales (incluso tras la polémica por los libros de texto de diciembre). Aquí, la ESI sigue vigente y es política de Estado.

El costo psicológico: La "Paranoia Pedagógica"

Esta tensión entre un gobierno nacional que dice "esto es adoctrinamiento" y un gobierno provincial que dice "esto es un derecho" deja a las familias en el medio, y el resultado es la paranoia.

Sin un respaldo nacional unificado que valide la tarea docente, la hipervigilancia de la ESI se ha vuelto reactiva. Los padres, bombardeados por discursos contradictorios, ya no confían en la institución.

La evidencia clínica: cuando el dato mata al relato

Para comprender por qué esta hipervigilancia es vital y no un mero capricho pedagógico, debemos remitirnos a la evidencia más dura que tenemos en Argentina: los registros del Ministerio Público Tutelar (MPT) de la Ciudad de Buenos Aires.

En un país donde las estadísticas suelen ser difusas, el informe surgido de las Salas de Entrevistas Especializadas (Cámara Gesell) arroja una cifra que debería congelar cualquier discusión presupuestaria: aproximadamente el 80% de los niños, niñas y adolescentes que lograron verbalizar un abuso sexual, lo hicieron inmediatamente después de una clase de ESI.

Desde una perspectiva psicológica, este dato revela el mecanismo exacto de la develación. El abuso sexual infantil se cimienta en el secreto y la confusión; el depredador suele ser una figura amada o de autoridad (un tío, un padrastro, un vecino) que manipula la percepción del niño. La víctima no sabe que es víctima. La clase de ESI actúa como el reactivo químico que revela la sangre invisible.

Cuando la docente explica el concepto de "intimidad" o la diferencia entre un secreto "bueno" (sorpresa de cumpleaños) y uno "malo" (que te hace sentir mal), se produce en la mente del niño una resignificación traumática. Ese "juego" que tenía con su tío deja de ser un juego y adquiere su nombre real: abuso.

Es crucial, sin embargo, leer la letra chica de este informe para no alimentar la paranoia contra los docentes. La inmensa mayoría de ese 80% de casos detectados gracias a la escuela refieren a abusos intrafamiliares o del entorno cercano, no a abusos ocurridos dentro del colegio.

Esto confirma la paradoja actual: la escuela es el lugar más seguro para detectar el peligro, pero al desfinanciar la ESI a nivel nacional bajo la excusa de "no adoctrinar", lo que se está haciendo, en términos clínicos, es apagar el sistema de diagnóstico. Sin ese estímulo externo de la ESI, ese 80% de niños probablemente hubiera seguido atrapado en el silencio, normalizando el horror dentro de sus propias casas.

Conclusión: Cuando el Estado se corre, gana la ley de la selva

La hipervigilancia que enseña la ESI hoy es necesaria, sí. Vital, incluso. En un país donde las líneas de ayuda se saturan y los programas se cierran, que un niño sepa decir "NO" es su última línea de defensa.

Pero no nos engañemos: que un niño deba vivir en estado de alerta constante no es un triunfo de la educación, es un fracaso de la protección adulta. La ESI bonaerense resiste como un faro, pero sin un sistema federal que la respalde, corremos el riesgo de convertir a las escuelas en campos minados de sospechas, donde el niño vigila, el docente teme y el Estado mira para otro lado.

La Colección ESI en las escuelas bonaerenses está destinada a instituciones educativas de todos los niveles y modalidades, tanto de gestión estatal como de gestión privada, de la Provincia de Buenos Aires. 
whatsapp logo