El gol que se gritó en todo el país gracias a la magia del D10S
juan jose levrero
Un 22 de junio, el más grande de todos los tiempos dejó atrás a seis rivales donde anotó el segundo tanto para la Selección Argentina ante Inglaterra en el Mundial de México 1986 que finalmente el resultado final fue de 2 a 1.
Fue un día histórico lo que se vivió en el Azteca, 115 mil personas abarrotaban ese día las graderías del estadio, mientras millones de televidentes, repartidos en todo el mundo, estaban pendientes de la transmisión televisiva. Se jugaron los cuartos de final de un partido muy emocionante y electrizante a la vez.
El encuentro no pudo partir con un gol más polémico. En el minuto 51 del complemento, tras saltar mano a mano con el arquero inglés Peter Shilton, que lo aventajaba en 20 centímetros, Maradona abrió el marcador con un supuesto cabezazo, aunque en la repetición de la jugada comprobaron que el tanto fue con la mano, y desde ahí se catalogó como la “Mano de Dios”. La Selección, dirigido por Carlos Salvador Bilardo, ganaba con un gol insalubre que iba a desatar una polémica mayúscula después del partido, hasta que la frutilla del postre llegó en el minuto 56.
Cuciuffo recuperó la pelota luego de un ataque inglés y dio un pase a Enrique que, ante la salida de Beardsley, se la entregó a Maradona.
El capitán argentino giró y se quitó la marca tanto del delantero como de Reid, se dirigió en velocidad hacia el arco de Inglaterra eludiendo a Butcher en el camino. Gambeteó a Fenwick antes de entrar finalmente al área, al ingresar en velocidad Shilton salió a achicar el espacio y el 10 lo regateó por la derecha, definiendo al arco mientras el arquero ingles se barría para intentar quitarle la pelota, sin poder evitar el 2 a 0.
Sin lugar a dudas, fue un golazo que puso de pie a todos los argentinos que estuvieron presentes, tanto en el estadio, como en las distintas casas, restaurantes, bares, etc.
Un gol de antología, una verdadera obra maestra ejecutada por un genio, tal como lo inmortalizó el relator uruguayo Víctor Hugo Morales en su famoso relato para la televisión argentina.