Las Azucenas y esa manía del 2 x 4

Y ahí fuimos nomás a disfrutar de “Conur-Tango”, dónde una tríada de duetos “engalano la noche del Oeste”. Pasaron por el escenario los dúos conformados por Baratucci-Vennera, luego Balzano-Lo Brutto y por último el dúo Rini-Secchi.

Las Azucenas y esa manía del 2 x 4
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En los albores del 1900, irrumpió en la escena tanguera una mujer que en sus presentaciones se vestía, según la ocasión,  de “guapo” o de “gaucho. Amiga de Carlos Gardel, Azucena Maizani fue una de las precursoras de su género en los escenarios masivamente plagados de hombres.

Pasó más de un siglo desde aquella aparición. Pero éste último sábado, surgió otra Azucena en el tango. No como vocalista e intérprete, sino como difusora del gran género musical argentino: La Casa Cultural La Azucena, ahí nomas de dónde pega la curva la avenida Rivadavia en Haedo, Vergara 186.

Y ahí fuimos nomás a disfrutar de “Conur-Tango”, dónde una tríada de duetos “engalano la noche del Oeste”. Pasaron por el escenario los dúos conformados por Baratucci-Vennera, luego Balzano-Lo Brutto y por último el dúo Rini-Secchi.

¿Qué decir de cada uno de ellos? Que la voz de la única intérprete femenina, Marianela Baratucci deslumbró con “De Mi Barrio”, un tango de 1923 de Roberto Goyheneche; Que Mariano Balzano la rompió con “Vieja Viola” acompañado en la “bandola” por Lautaro Lo Brutto y para el cierre, la gola majestuosa de Federico Rini con la viola de Secchi, que con su interpretación de “Cristal”, hasta hizo callar al el karaoke de una fiesta familiar en una casa vecina.

El cierre, de lo mejor, “Naranjo en Flor” de los hermanos Expósito sobre un recuerdo de Homero Manzi, en un trío improvisado por las tres voces. En definitiva, en épocas dónde parece que el arte y los artistas molestan, el desafío que llevó adelante Azucena no pudo ser más que grato, para este escriba que ya dobló el codo de los sesenta, la presencia de tantos jóvenes sub cuarenta, fue muy alentadora, y parafraseando, algún pionero e intérprete del viejo arrabal tanguero, podría decir que “un día llevaran nuestro tango a la victoria”.

Por Marcelo Ohienart

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