Todo sobre "Platonic sex", las memorias de Ai Iijima, la AV Idol japonesa de las mil vidas
Melina Alderete
“¿Tanto te gusta el sexo?”, gritó mi padre, golpeando fuertemente la mesa con la mano derecha. Yo había despachado la cena con rapidez, y en esos momentos me disponía a salir a divertirme, como siempre. Pero al oír a mi padre, los palillos de toda la familia se detuvieron en el aire, excepto los suyos que, con el manotazo que le había propinado a la mesa, habían caído al suelo.”
Así comienza “Platonic sex” (2000), las memorias de Ai Iijima, una joven que nació en la Ciudad de Kōtō el 31 de octubre de 1972 y falleció el 17 de diciembre del 2008 en el distrito de Shibuya, con tan solo 36 años. Sin embargo, a pesar de su repentina muerte, Iijima es recordada, tanto en su país natal como en el resto del mundo, por haberse convertido en la actriz porno (o AV Idol, es decir, ídola de Videos para Adultos) más mediática de todo Japón.
Con una vida que parece salida de una novela cruda y dura, Ai Iijima relata en “Platonic sex” su infancia y juventud, marcadas por un padre machista y una madre dedicada al hogar y la educación de los hijos, con momentos de peleas intensas y decepciones varias. A medida que el público lector avanza en las páginas del libro, se entromete en las salidas nocturnas de Iijima, que abarcaban desde boliches hasta karaokes y que siempre terminaban en la comisaría.
Cada vez que la joven Ai volvía de la comisaría del brazo de su madre, en casa la esperaba su padre para castigarla a los golpes. Y todo indicaría que así sería el resto de su vida: Noches de diversión que habrían de pagarse muy caro al día siguiente. Hasta que, en una ocasión, el padre de Ai la golpea brutalmente y ocasiona que la adolescente abandone su casa familiar en busca de una vida propia.
En ese intento de independizarse, Ai Iijima descubre la vida nocturna de Japón, donde el dinero y los lujos son los principales objetivos a alcanzar. Así, comienza la desesperada carrera de Ai para hacerse de renombre en la zona roja de Shibuya, pasando como una especie de “chica de compañía” de los bares más populares, hasta la prostitución y, finalmente, su momento de fama en la industria pornográfica y la televisión japonesa.
En la frenética carrera de Ai, lo único que importa es conseguir dinero: Esa plata es de especial valor, no sólo para pagar el departamento lujoso en el que vive, sino para poder adquirir la ropa y los accesorios de marca que el ambiente nocturno exige, con el objeto de ser cada vez más conocida y codiciada por hombres más poderosos.
Conforme avanza, Iijima pasa de los barrios menos lujosos a los más caros, dominada siempre por el vacío de las relaciones fugaces que no la llevan a ninguna parte y la sensación de estar completamente sola en este mundo. De este modo, “Platonic sex” se convierte en un retrato de una de las (tantas) verdaderas caras de Japón, mostrando un rostro más actual y que se aleja del imaginario social que se tiene de un Japón feudal, con geishas y samuráis dando vueltas por las calles.
¿Sabías que “Platonic Sex” fue adaptado incluso a una serie de televisión y una película? Enterate de todo esto y más en la versión audiovisual de #ElMomentoOtaku: Todos los viernes en Primera Dosis.