Bartolina Sisa y el Día internacional de las mujeres indígenas
Melina Alderete
En 1983, durante el II Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en Tiahuanacu, en Bolivia, se definió el 5 de septiembre como el Día Internacional de la Mujer Indígena en conmemoración a la vida y lucha de Bartolina Sisa, dirigente y guerrera indígena del pueblo aymara.
La fecha alude al día en que la heroína sudamericana fue brutalmente asesinada en el año 1782, luego de liderar una sublevación en La Paz, Bolivia para luchar en contra de la dominación del imperio español.
Una auténtica lideresa
Bartolina Sisa nació el 24 de agosto de 1753 en Cuzco, Perú. Desde muy joven, fue una mujer muy dedicada y fuerte y desarrolló una especial habilidad en las actividades relacionadas al telar. A sus 25 años de edad, contrajo matrimonio con otra figura histórica de las comunidades indígenas latinoamericanas, Julian Apaza, quién años más tarde sería conocido como el caudillo Túpac Katari.
Fue con Túpac Katari con quien Bartolina Sisa organizó, en 1781, la rebelión de los pueblos indígenas a través de los Andes, siendo ambos los líderes de la revolución, en igualdad de condiciones y nivel de mando.
Los distintos levantamientos contra el Ejército español que culminaron en el Sitio de La Paz, sentaron precedente como una de las mayores sublevaciones indígenas de la historia. El 13 de marzo de 1781, Katari y Sisa instalaron un campamento y cerraron todos los accesos a la ciudad.
A pesar de la resistencia aymara después de 109 días de sitio, las fuerzas españolas lograron vencer al batallón de indígenas. Ese mismo año de luchas, Sisa fue capturada por el enemigo y fue sometida a las peores torturas, que incluyeron secuestro, golpes brutales y violaciones. A su esposo, Túpac Katari, le prometieron que, si cumplía con las condiciones planteadas por los conquistadores, ellos liberarían a la líder aymara.
Sin embargo, Katari sabía que era una trampa y no accedió al trato, pero envió dos mensajeros para hacerle llegar a su compañera elementos tales como oro, coca y alimentos.
Sentencia, muerte y legado
Finalmente, el 5 de septiembre de 1781 fue ahorcada por orden del oidor Francisco Tadeo Diez de Medina. La sentencia dictada por Diez de Medina rezaba:
“(…) y que sacada del cuartel a la plaza mayor por su circunferencia, atada a la cola de un caballo con una soga de esparto al cuello, una coroza (cucurucho que se ponía por afrenta en la cabeza de los reos) de cuero y plumas y una aspa afianzada sobre un bastón de palo, en la mano, y a voz del pregonero que publique sus delitos sea conducida a la horca y se ponga pendiente de ella, hasta que naturalmente muera y después se claven su cabeza y manos en picotas con el rótulo correspondiente, y se fijen para el público escarmiento en los lugares de Cruz Pata, Alto de San Pedro y Pampajasi, donde estaba acampada y presidía sus juntas sediciosas y, de hecho sucesivamente, después de días, se conduzca la cabeza a los pueblos de Ayo Ayo y Sapaaqui, de su domicilio y origen, en la provincia de Sicasica, con la orden de que se queme después de tiempo y se arrojen sus cenizas al aire donde estime convenir (…)”
A pesar del intento de callar a Bartolina Sisa y relegar sus luchas al olvido, la lideresa está más viva que nunca en todas las mujeres indígenas que habitan el territorio latinoamericano. La heroína se convirtió en uno de los símbolos más emblemáticos de las luchas anticoloniales del siglo XVIII en América Latina.
Su legado vive en aquellas mujeres indígenas que, al día de hoy, siguen en lucha permanentemente, por sus cuerpos, territorios y pueblos, orgullosas de su identidad política.