Inauguran placa en memoria de María Elena Peter, vecina de Morón desaparecida por la última dictadura cívico-militar

La señalización se llevó a cabo en el lugar de trabajo de María Elena Peter (detenida-desaparecida), donde funcionó el Juzgado Penal Nº2 de Morón.

María Elena Peter fue secuestrada en 1978  junto a su pareja Armando Alberto Fioritti en su casa de Morón, ambos de 33 años. Tenían una hija llamada María Margarita, no sabemos qué fue de ella. 

María Elena era oriunda de La Pampa, no hay testimonios de su paso por un Centro Clandestino de Detención, su historia la recupera un ex compañero que cursó la Licenciatura en Letras con ella:

“No sabía que María Elena Peter fuera una desaparecida de la dictadura genocida, hasta que, a raíz de la reapertura de los juicios a los represores por la anulación de las leyes de punto final y obediencia debida, en 2003, empecé a buscar información sobre aquellos hechos. Es así como apareció el nombre de María Elena, a quien había conocido en 1964, cuando ambos ingresamos a la carrera de letras en la Universidad del Sur, en Bahía Blanca.” escribió en un blog Guillermo Quartucci, su ex compañero de estudios.

“No había vuelto a saber de ella desde aquellos días lejanos de nuestra vida universitaria. Es muy doloroso que su nombre haya resurgido en mi vida por algo tan terrible como fue su desaparición forzada. Desde que nos graduamos como licenciados en letras, hacia fines de la década de 1960, no había vuelto a saber nada de María Elena. Incluso no sé si ella llegó a terminar sus estudios, pues el onganiato, anticipo de lo que vendría después, truncó la carrera de muchos compañeros militantes.”

Es movilizante trasladarse a la época que relata Guillermo, en donde conoció a una joven que llevaba una vida tranquila, normal, que estudiaba lo mismo que él ¿qué amenaza podría llegar a generar para terminar desaparecida? 

“Ella era una persona con una clara militancia de izquierda, de una tremenda lucidez, y yo, un estudiante avispado, pero un poco al margen de la política universitaria, por los menos en esos años en que la dictadura militar de Onganía imponía la abstención."

La militancia y el compromiso social fueron la mayor amenaza para los gobiernos autoritarios, pasando por Onganía, Videla y hoy en democracia todavía se sigue demonizando e insultando desde el gobierno nacional a quienes tienen ideas “de izquierda” o simplemente quienes no están de acuerdo con las ideas del gobierno de turno.

“Había algo en ella que evidenciaba que su paso por el recinto universitario era sólo un medio para acceder a algo más trascendente, lo cual estaba en consonancia con su rechazo del autoritarismo y de la falta de espíritu crítico que nos aquejaba a tantos argentinos.”

Tal vez era su potencial lo que amenazaba al gobierno genocida de los 70’, una mujer comprometida, capaz, formada y sensible. Gracias al relato de su ex compañero pudimos recuperar su historia que pretendió ser borrada.