Juan Kancepolski vuelve a Morón: Las obras del pintor argentino se exhiben en el Concejo Deliberante

En una muestra compartida con las obras de su compañera de vida, el legado del artista con 80 años de trayectoria sigue más vivo que nunca.

Juan Kancepolski vuelve a Morón: Las obras del pintor argentino se exhiben en el Concejo Deliberante
Obra "Figura con gallo III" de Juan Kancepolski. La pieza estuvo exhibida en el Museo del Louvre en el 2001.
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El desafío de la pintura de Juan es proponer tomarse un tiempo. Estos cuadros lo que proponen es conectarse con este tiempo interno, que también sirve un poco para bajar la ansiedad y conectarse con la contemplación interior. La pintura de Juan tiene mucha vigencia porque está planteando este lugar vital y existencial de la realidad”, comentó Nora Kancepolski, la hija del pintor Juan Kancepolski, respecto de la obra y el legado del artista cuyas obras se estarán exhibiendo en Morón hasta mediados de diciembre.

La propuesta, titulada “Cromático sin fin”, puede disfrutarse en el Honorable Concejo Deliberante de Morón hasta el 10 de diciembre e invita a sus visitantes a sumergirse en los trabajos no sólo de Kancepolski, sino también de Fanny Diamant, la artista que fue compañera de vida del pintor argentino.

Tanto Juan Kancepolski como Fanny Diamant fueron vecinos moronenses durante un tiempo y eligieron a Morón como el espacio para comenzar sus proyectos tanto artísticos como personales.

La Ciudad conversó con Nora Kancepolski acerca del legado de los artistas, el retorno póstumo al distrito en el que todo comenzó, la vigencia de sus obras y la importancia de frenar un poco el mundo para interiorizarse en tiempos más amenos y mejores.

¿Cómo surgió la propuesta de traer las obras de Juan Kancepolski y Fanny Diamant aquí a Morón?

Para Juan y Fanny, Morón significó todo un comienzo, tanto artístico como de familia. Fue como la semilla para todo. Acá nacieron mis dos hermanas, por ejemplo. Y, en lo artístico, sé que han producido muchas obras porque, de hecho, todavía estamos catalogando los trabajos que tienen en el taller y hay muchos rollos que aún no abrimos y que dicen “Morón”.

Así que, en ese sentido, la propuesta tiene que ver con el volver a una tierra que ellos habían elegido para construir su proyecto de familia y de arte en su juventud. Cuando, pasando los mediados de los años sesenta, Juan tuvo que irse de acá para buscar otro tipo de trabajo, siempre quedó pendiente reunir la alegría de hacer una obra con la alegría de los recuerdos de Morón. Así que esta es una forma de compartir esa alegría de ambos.

“Juan era apasionado del tango, de la ópera, de la música clásica, él siempre se sumergía en la música para pintar. Era el mundo que él elegía. Hay muchos cuadros que están inspirados en obras musicales”, comentó la entrevistada. En la foto: “Pájaro de fuego”, una pintura de dos metros, exhibida en el Consejo Deliberante de Morón.

¿Cómo describirías la relación entre la música y la pintura en las obras de Juan Kancepolski?

Él desde muy pequeño quería tocar el violín. De la nada, porque en la familia no había ningún antecedente artístico. El papá era carpintero y no podía comprarle el instrumento, así que le fabricó uno de madera, de juguete, que no le sirvió para hacer música.

A los cuatro años, un tío le dejó de regalo un block de hojas con lápices y, a partir de ahí, empezó a dibujar y nunca paró de canalizar su energía creativa a través de eso. Pero, como era apasionado del tango, de la ópera, de la música clásica, él siempre se sumergía en la música para pintar. Era el mundo que él elegía.

Estaba atravesado por la música. Hay muchos cuadros que están inspirados en obras musicales, como “Pájaro de fuego”, “Noche transfigurada”, y otros que están atravesados por toda esa música que él escuchaba. Por ejemplo, hay muchos retratos de Beethoven y cuadros relacionados con la identidad tanguera, autores clásicos del romanticismo y personajes de la comedia del arte.

También, aunque Juan no tenía una tendencia pop, en su estética atraviesa cuestiones que se plantean en todas las expresiones culturales. Entonces, aparece Bowie, Prince, conceptos de Miles Davis, en relación a romper lo que el artista sabe manejar y buscar nuevos desafíos que no puede controlar. Porque él era hiper realista por naturaleza y, a partir de cierta edad, busca quebrar ese lenguaje y hacer algo original. Es lo que Juan hizo con su propia historia, uniendo lo pictórico con lo musical.

Vemos obras de Fanny Diamant en esta muestra moronese también. ¿Cómo ves su trayectoria artística hoy?

Ella también desde chica tuvo una educación artística. Las infancias de mis padres se parecieron mucho en ese sentido. Ambos eran los que dibujaban a los próceres en los pizarrones de las escuelas. Los dos eran muy apasionados por el arte.

Fanny Diamant exploró muchas técnicas: pintura, retrato, escultura, cerámica, esmalte sobre metal, etc. Para esta muestra, seleccioné seis esculturas que son exploraciones de distintas épocas con la idea de que, tanto Juan como Fanny, cada uno se acompañe en su camino artístico compartiendo la obra, ya que han estado siempre tan juntos en vida.

Además, Fanny creía que las posibilidades artísticas había que compartirlas para que la mayor cantidad de personas pudieran tener experiencias creativas porque consideraba que eso era sanador. Ella fue una maestra muy generosa con sus saberes, produciendo felicidad en la gente que se acercaba para aprender con ella.

¿Cuál considerás que es el rol del arte en la sociedad contemporánea?

El arte tiene una función social, en el sentido de que se transforma en poros por los que circula la construcción de la identidad, la afirmación de quiénes somos, la resignificación de los momentos cambiantes. El arte es testimonio de la historia de nuestra sociedad, de la diversidad de la expresión cultural.

Es muy importante darle espacio y reconocer la mayor cantidad de artistas diversos, porque la heterogeneidad enriquece. Por eso, a partir de estas propuestas, tratamos de sostenerlo con todas nuestras fuerzas para que todas las personas tengan derecho al goce de lo estético y a conocer a los artistas, como un derecho más.

En ese sentido, estoy muy agradecida a la tarea cultural que lleva adelante el Municipio de Morón y al espacio del Consejo Deliberante por invitar a Juan a exponer. En mi familia, si bien no vivimos acá, sentimos un gran orgullo moronense. De hecho, a la hora de seleccionar las obras para armar la muestra, quisimos tomar muchas que tengan la figura del gallo, con el objetivo de sumarnos a la celebración que hubo por un nuevo aniversario de Morón. ¡Nos sentimos orgullosos como si fuéramos moronenses! Tenemos un gran sentido de pertenencia al distrito.

Volviendo al legado de Juan, ¿cómo creés que dialogan sus obras con la actualidad?

El desafío de la pintura de Juan es proponer tomarse un tiempo, porque es necesario. Las personas tenemos un tiempo, el tiempo forma parte de la vida como algo muy contundente. Creo que sus obras hablan del existir, el estar, y plantean una conexión vital.

Más allá de todo lo tecnológico, el tiempo vital es la realidad. Estos cuadros lo que proponen es conectarse con este tiempo interno, que también sirve un poco para bajar la ansiedad y conectarse con la contemplación interior. Estamos siempre arrastrados por los tiempos de los dispositivos, por ejemplo, que no son los tiempos humanos, por más que nos adaptemos a las máquinas. La pintura de Juan tiene mucha vigencia porque está planteando este lugar vital y existencial de la realidad.

En la muestra “Cromático sin fin” de Juan Kancepolski también se pueden encontrar esculturas de Fanny Diamant, su compañera del arte y la vida. En la foto: “Ángel” exhibida en el Consejo Deliberante de Morón.

Además de la cuestión de los tiempos, que hace que todo sea de algún modo inalcanzable, está también el aspecto monetario que genera, en muchos casos, que las personas se vean también alejadas de lo artístico, ¿no? En ese sentido, es muy importante que se lleven a cabo estas propuestas y que, como decías anteriormente, todas las personas puedan ejercer ese derecho al goce de lo estético

Sí. A Juan siempre le interesó, más allá de estar en galerías y en los espacios de los coleccionistas (porque hay obras de él que forman parte de colecciones privadas en todo el mundo), exponer en espacios públicos para que todos tengan acceso.

También estuvo muy focalizado en el acceso de las niñeces a lo artístico. Porque él recordaba su propia experiencia, en la que conectó con el arte desde muy chico. Entonces, siempre quiso dar esa oportunidad de conectarse a las familias que no están muy habituadas a lo artístico para que puedan hacer alguna actividad creativa específica que sea disparadora y que quede la huella en la infancia.

Juan Kancepolski llevó a cabo el programa Arte con la Escuela desde el 2008, una iniciativa que fue declarada de Interés Cultural por la Secretaría de Cultura de la Nación. ¿Cómo es el proceso de la propuesta?

La iniciativa de Arte con la Escuela se trata de concientizar a las familias de que la parte creativa, sensorial, motriz es indispensable en la infancia, a partir de la generación de una experiencia artística. Posteriormente, si el chico o la chica está interesado/a en lo artístico, se prosigue a realizar todo un acompañamiento, que va desde la búsqueda de talleres cerca de su casa para que pueda seguir desarrollando su aspecto creativo, hasta la donación de materiales de primera calidad para que continúe su camino artístico. Casi 2000 chicos y chicas ya participaron de Arte con la Escuela desde su creación.

En el Paracone llevamos a cabo una experiencia artística compartida de los chicos con las familias y fue algo alucinante. Hubo gente que realmente agradeció mucho y se emocionó porque se dio cuenta de que pasaba poco tiempo de esa calidad con su hijo y pudo tomar consciencia de eso. Y creo que eso es una función clave también del arte y de la cultura: mejorar los vínculos.


La muestra “Cromático sin fin” de Juan Kancepolski y en la que se pueden disfrutar también una curada selección de las esculturas de Fanny Diamant puede verse de lunes a viernes de 9 a 18 en el Honorable Consejo Deliberante de Morón (Brown 910) hasta el 10 de diciembre.

 

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