Merlo: elevan a juicio oral la causa de la concesionaria falsa que funcionaba en una quinta
Diario La Ciudad
Una banda de estafadores fueron enviados a juicio oral acusados de integrar una banda que cometió al menos 79 estafas durante la pandemia simulando tener una concesionaria que vendían usados de alta gama por redes sociales y se quedaban con el dinero de los clientes que iban con el sueño de tener primer vehículo de alta gama, informaron fuentes judiciales a Diario La Ciudad.
Los detenidos son Nicolás Ernesto Montiel su hermano Emanuel, Nicolás Medina y Julián Navarro, todos ellos integrante de la banda de la concesionaria trucha que funcionó en el 2020 desde una casa quinta ubicada en la calle Constitución 720 esquina Maipú, a pocas cuadras del centro de Merlo.
La medida fue pedida por la fiscal Adriana Suárez Corripio de Morón, que sigue juntando pruebas para luego presentar en futuro juicio oral para los imputados.
La propio fiscal en diálogo con Ciudad contó que al momento hay 79 estafas que fueron comprobados y se trabaja en otras denuncias y otro detenido que se dio hace meses.
“Trabajamos en la causa desde la primer denuncia. Tenemos muchas pruebas y vamos a presentarlas contra los acusados. El único que esta detenido es Nicolás Montiel sindicado como el líder de la banda”, agregó la funcionaria.
“Los otros tres imputados llegaran al juicio en libertad. Se quedaban con el dinero del sueño de los compradores que confiaron en ellos y fueron todos estafados“, acotó.
Las estafas se dieron a principio de la pandemia del año 2020 y se dio hasta mediado del 2021, donde la banda fue descubierta y detenida.
El Modus Operandi
El Modus Operandi de los acusados era obtener anticipo de entre 20 mil y 40 mil pesos por las unidades de alta gama, las cuales nunca eran entregadas porque literalmente no existían. Simulaban tener una concesionaria que también era ficticia, y se encargaban de promocionarse, aprovechando la pandemia, vía Facebook Market. inclusive un mismo auto era vendido a varias personas.
Al ser descubierta la maniobra, los delincuentes desarmaron la falsa playa de exposición falsa de autos de alta gama y lo hicieron desaparecer tras la primer denuncia a la justicia.
El repudio de las víctimas de las estafadas no se hizo esperar y llegaron a la quinta que esta a metros de la residencia de la intendencia de Merlo y quemaron gomas y escracharon a los falsos promotores.
Según informaron fuentes policiales, en el lugar secuestró un Renault Prisma modelo 2018 de color blanco -con el cual captaban clientes, otros Renault Clío gris, 2019, otro Meriva 2019 y un Peugeot 208 blanco 2018 , también diferentes documentos, computadoras y agendas.
La operatividad funcionaba tentando a personas con publicaciones en redes sociales, luego esas personas iban hasta la quinta de las estafas y tras ser convencidos de que los vehículos eran todos legales le hacían depositar entre 20 a 40 mil pesos de anticipo para la reserva.
Testimonio de una víctima
Lucas Román González, víctima de las estafas dijo a Ciudad; “Yo caí como un perejil. Fui a ver un auto blanco Peugeot 208 blanco, me gustó y di la seña para la reserva. En ese momento estaba feliz, pero poco a poco esa felicidad se fue desvaneciendo porque tenía 30 días para la entrega del vehículo y nuca llegó. Me acerqué al lugar y estaba todo abandonado“.
“Ahí me di cuenta que fue estafado y caí como un perejil. Fui uno de los cagados por esos tipo. Se tiene que podrir en la cárcel y si hay justicia deben pagar por todo lo que hicieron por mucho tiempo y todos presos”, agregó el muchacho.
Quema de gomas en protesta y reclamos
Tras el descubrimiento de las estafas, unas cincuenta personas se acercaban a la quinta para reclamar que el entreguen el dinero que sentían que le robado. Todos los que tenían el sueños del primer auto se juntaron varios días y escracharon el lugar quemando cubiertas y cortando calles y pintando el frente a la casa quinta.
Todo eso termino cuando la fiscal Corripio les dijo que ella va allegar hasta el final de la investigación para que le devuelvan a todos el dinero robado.
Por Ramón González