"Los pasajeros del algoritmo" un día en la agenda informativa de un joven del Conurbano
Sebastian Sanguinetti
Según diversos estudios de consumo de medios en el AMBA, plataformas como TikTok e Instagram se han convertido en los principales motores de búsqueda. Ya no se "googlea" qué pasó; se espera a que un creador de contenido lo resuma en un video de 60 segundos.
La televisión del living quedó apagada. En el tren, el colectivo o la esquina del barrio, los jóvenes del Gran Buenos Aires construyen su propia agenda informativa a través de algoritmos, influencers y redes hiperlocales. Un cambio de paradigma donde la credibilidad ya no la tiene el logo del canal, sino la persona que habla.
El algoritmo de Julián
Son las 6:30 de la mañana en la estación de Ituzaingó del Tren Sarmiento. En el andén, Julián se para junto a una marea de pasajeros que espera la formación para ir a Capital. La imagen es rara, todos tienen la mirada clavada en una pantalla de 6 pulgadas, auriculares puestos y el dedo pulgar deslizando hacia arriba sin cesar.
Para Julián, que trabaja como empleado de comercio en Once, estar informado no es un deber cívico, es una herramienta de supervivencia para moverse entre el conurbano y la Capital.
Para llegar a su trabajo en horario, Julián se había levantado a las 6:15, abrió Instagram, no busca noticias, mira stories. Entre fotos de amigos, le aparece un reel de un meteorólogo influencer que le avisa si tiene que llevar campera."Hoy baja la temperatura a la tarde".
A las 6:50 había llegado a la parada del colectivo. Aquí la información es vital. Abre X (Twitter) y va directo al buscador. No mira tendencias nacionales, tipea: "Sarmiento demora" o "Acceso Oeste". Confía más en el tweet de un usuario random ("El tren está parado en Castelar hace 20 min") que en la app oficial de Trenes Argentinos. Hay demoras. Avisa al grupo de WhatsApp del trabajo.
A las 8:00, ya dentro de la formación, se pone los auriculares. Abre TikTok. El algoritmo le sirve un cóctel frenético:
Gol de Boca anoche.
Clip recortado de un político gritando en un programa de TV (sin contexto).
Un influencer financiero explicando por qué subió el dólar blue en 30 segundos.
Video viral de un robo en un kiosco de su zona. Lo sobrevuela una Sensación de caos económico e inseguridad, pero filtrado por humor y memes.
A las 13:00, y en el almuerzo, comenta con compañeros. La charla no empieza con "¿Viste lo que dijo el Presidente?", sino con "¿Viste el video que subió [Streamer famoso] reaccionando a...?". La noticia llega validada por el referente. Si el streamer se ríe de la noticia, la noticia es un chiste. Si se indigna, es grave.
La vuelta a casa es larga. Para no gastar tantos datos de video, pone YouTube o Spotify pero solo escucha el audio. Sintoniza un canal de streaming. Siente que está escuchando una charla de amigos informados, no un noticiero acartonado. Julian Analiza de actualidad mezclado con cultura pop. Se siente "parte" de una comunidad.
A las 20:30 llega a casa. Sus padres están preparando la cena con el noticiero de aire tradicional a todo volumen. Placas rojas, música de tensión, presentadores serios. Julian mira la pantalla dos segundos, resopla y saca su celular. — "¿Cómo pueden ver eso? Te queman la cabeza" —le dice a su madre. Mientras come, él sigue scrolleando en Twitter para ver los memes sobre lo que está pasando en la tele en ese mismo momento.
Julián pasó el día hiper-conectado, pero totalmente alejado de la agenda mediática tradicional de sus padres.
El algoritmo como Jefe de Redacción
Para entender cómo se informa un joven de La Matanza, Quilmes o Merlo, primero hay que entender que ellos no buscan la noticia; la noticia los encuentra a ellos. Según diversos estudios de consumo de medios en el AMBA, plataformas como TikTok e Instagram se han convertido en los principales motores de búsqueda. Ya no se "googlea" qué pasó; se espera a que un creador de contenido lo resuma en un video de 60 segundos.
La "crisis de representación" y el auge de lo local
Existe una tensión histórica entre el Conurbano y los grandes medios nacionales. Históricamente, las cámaras de televisión solo cruzan la General Paz para cubrir inseguridad o catástrofes. Esto ha generado una desconfianza estructural en los jóvenes de la provincia.
Como respuesta, ha surgido un ecosistema de medios hiperlocales y autogestivos. Cuentas de Instagram o páginas de memes locales (que intercalan humor con denuncias vecinales) tienen niveles de engagement muy superiores a los medios tradicionales.
El fenómeno de la cercanía: Al joven de zona sur le interesa saber si el Tren Roca funciona o si hay un corte de luz en su manzana, antes que la macroeconomía nacional.
WhatsApp como red informativa: Los grupos vecinales y de amigos en WhatsApp funcionan como agencias de noticias en tiempo real, aunque son terreno fértil para las fake news.
Del periodista al "Streamer"
La figura del conductor de noticiero de traje y corbata ha perdido autoridad frente a la del streamer o el influencer. Canales de streaming penetran fuertemente en el conurbano no solo por entretenimiento, sino como filtros de la realidad política.
El joven bonaerense valora:
La autenticidad: Prefieren a alguien que hable "como ellos", con sus modismos y sin acartonamiento.
La opinión explícita: No buscan una objetividad fingida; prefieren saber desde dónde les hablan.
El formato "clip": La información se consume en cápsulas cortas extraídas de transmisiones largas.
La brecha digital: datos vs. Wifi
No se puede hablar de consumo en el Conurbano sin mencionar la variable socioeconómica. El acceso a la información está condicionado por el plan de datos. En los barrios populares, donde el Wifi domiciliario no es universal, el consumo de noticias se adapta al "modo ahorro".
Texto sobre video: Cuando se acaban los datos, WhatsApp (que suele ser gratuito en muchos planes prepagos) se convierte en la única ventana al mundo.
Capturas de pantalla: Las noticias circulan como imágenes estáticas (capturas de titulares) para no gastar megas cargando webs pesadas.
Podríamos definirla como una forma de informarse "de supervivencia" y "de identidad", pero con graves déficits en profundidad y verificación.
En conclusión
El nuevo paradigma informativo en los y las jóvenes del Conurbano, puede resumirse en:
Rompe la "burbuja porteña": La forma tradicional (TV de aire) suele narrar el país desde Capital Federal. Al informarse por redes locales o streamers afines, los jóvenes del conurbano recuperan la representación. Se ven a sí mismos y a sus problemas (el tren, la calle de tierra, la cultura barrial) en la pantalla, lo cual valida su identidad.
Información Práctica y Veloz: Para la vida en el GBA, saber ya si el Tren Sarmiento está cortado es más vital que el índice de riesgo país. La red de "alerta temprana" (Twitter/WhatsApp) es mucho más eficiente que cualquier noticiero para la logística diaria.
Accesibilidad y Engagement: La política y la economía suelen ser áridas. Que un streamer o un tiktoker "traduzca" esos temas con humor o lenguaje coloquial hace que jóvenes que antes no se interesaban por la actualidad, ahora sí lo hagan, aunque sea superficialmente.
Vulnerabilidad ante las Fake News: El sistema de "confianza ciega" en el que envía el mensaje (el amigo, la tía, el influencer) elimina el filtro crítico. Si un audio de WhatsApp dice que "están robando en la esquina" (aunque sea falso), el pánico se instala igual. No hay chequeo de fuentes.
Pérdida de Contexto (La "Clipificación"): Al informarse por videos de 30 segundos o recortes virales, se pierde el porqué de las cosas. Se quedan con el grito, el chiste o el título escandaloso, pero rara vez acceden al análisis profundo o a los matices de una situación compleja.
Cámaras de Eco (El sesgo de confirmación): El algoritmo de TikTok o Instagram está diseñado para mostrarte lo que te gusta. Si un joven tiene una inclinación política, las redes solo le mostrarán noticias que confirmen lo que ya piensa, radicalizando posturas y anulando la capacidad de escuchar al que piensa distinto.
Una dieta "Chatarra" pero Calórica
Si hacemos una analogía alimenticia:
La forma de informarse de estos jóvenes es como la comida rápida: es barata, accesible, sabrosa (entretenida) y te da energía rápida para seguir el día.
Sin embargo, carece de los "nutrientes" (datos duros, investigación, pluralidad de voces) necesarios para formar un ciudadano con pensamiento crítico robusto a largo plazo.