Rousselot, la historia de la polémica fábrica de Hurlingham que se puso a la venta
Santiago Menu
A lo largo y ancho del conurbano bonaerense, se pueden encontrar diferentes fábricas que han nutrido a las economías nacionales, provinciales y locales durante largas décadas. La zona oeste se convirtió, en el siglo XX, en el lugar elegido para la construcción de espacios destinados exclusivamente a la elaboración de diversos productos. Uno de ellos fue Rousselot, una industria ubicada en el partido de Hurlingham que generó un sinfín de conflictos y peleas entre l@s vecin@s a partir del nauseabundo olor que causaba. Hace casi tres años y luego de una serie de medidas de control por parte de las autoridades del partido, l@s dueñ@s decidieron poner esta empresa a la venta, lo que volvió a poner en escena pública su polémica historia.
Rousselot estaba ubicada en la zona de Villa Tesei desde 1943. Esta compañía multinacional de capitales holandeses tiene sucursales en países como Estados Unidos, Francia, España, Brasil y China y se dedicaban casi con exclusividad a la fabricación de gelatina extraída de cueros bovinos.
Durante muchos años, movimientos ambientalistas de la zona y vecin@s agrupados del municipio de Hurlingham denunciaron a esta empresa a partir de la contaminación ambiental que generaba. La emanación de gases y desechos tóxicos fue una de las principales consecuencias que impactaron directamente sobre la población del lugar, como así también en l@s trabajador@s.
Más allá de todos los cuestionamientos, la compañía siguió con sus funciones con normalidad hasta 2018. Fue en ese momento que, a partir de la falta de un certificado del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) y de la Autoridad Del Agua (ADA) de la Provincia para reforzar los controles, las autoridades locales avanzaron en las restricciones en su producción.
En 2020 y para sorpresa de muchas personas, sobre la avenida Vergara 2532 se colgó un cartel que marcaba que la empresa Rousselot se encontraba a la venta. De acuerdo a algun@s especialistas en la materia, la propiedad está tasada en U$S 5,8 millones y hasta el momento se desconoce qué será de su futuro.
No caben dudas de que este puede ser considerado como un triunfo por parte de vecin@s que lucharon durante años por la protección ambiental del partido de Hurlingham y de todo el conurbano bonaerense. Solo en el futuro conoceremos cuál será el destino de esta fábrica tan polémica.