Un multiplicador de oportunidades del Oeste: la historia de la Universidad Nacional de La Matanza
Santiago Menu
A pocas semanas de que millones de argentin@s concurran a diferentes establecimientos educativos para efectuar su voto, la campaña se hace presente en todos los ámbitos de nuestra vida. Much@s candidat@s comienzan a desarrollar sus propuestas y la temática vinculada con las universidades públicas está más presente que nunca en todas las mesas. En este contexto, resulta interesante conocer en profundidad los inicios de una de las Casas de Altos Estudios más relevantes con las que cuenta la zona oeste de la provincia de Buenos Aires: la Universidad Nacional de La Matanza. Este mítico espacio le ha dado la posibilidad a millones de jóvenes de poder cambiar el rumbo de su destino y proyectar un futuro esperanzador.
Para contar la historia de este espacio, es indispensable tomar en cuenta el retorno de la democracia en 1983. Luego de muchos debates respecto de la necesidad de la incorporación de un lugar como éstos al interior de La Matanza, el 29 de septiembre de 1989 se sancionó la ley que dio origen a la universidad, aunque recién en 1991 se desarrolló el primer año facultativo.
Cabe destacar que el lugar físico en el cual se montaron sus aulas se da en la recordada la ex fábrica Chrysler. Es por esta razón que muchas de sus actividades se desarrollan en espacios grandes con techos muy altos, característicos de los parques industriales del conurbano a inicios del siglo XX.
A partir del momento en el cual abrió sus puertas, la Universidad Nacional de La Matanza se constituyó en una verdadera referencia a lo largo y ancho del territorio. Se establece como la segunda academia más grande de la provincia de Buenos Aires, solo detrás de la Universidad Nacional de La Plata y cuenta actualmente con más de 50 mil alumnos inscriptos. A su vez, lidera el ranking de egresados en establecimientos públicos, con un promedio de 59,8 graduados cada cien ingresantes.
No caben dudas de que la Universidad Nacional de La Matanza vino a transformar de raíz el desarrollo no solo de la localidad, sino también de todo el conurbano. Es muy usual percibir por los pasillos de sus diferentes departamentos la emoción de l@s miles de alumn@s, quienes tuvieron la posibilidad de estudiar una carrera de grado a través de este espacio. Las Universidades públicas deben ser defendidas, hoy y siempre.