Del éxito a un trágico final: la historia de la fábrica de salchichas ubicada en Villa Tesei
Santiago Menu
De acuerdo a algun@s historiador@s especializados en la gastronomía, el origen de la salchicha data del año 2000 a. C. en la civilización babilónica. Por aquel entonces, su elaboración se daba a partir del relleno de la tripa del cerdo con carne del mismo animal y se cocinaba directamente sobre el fuego. Con la llegada de la modernidad, la producción se modificó y su consumo se popularizó. El municipio de Hurlingham, más específicamente la localidad de Villa Tesei, supo tener la presencia de una de las fábricas más importantes del país: Vienissima. No obstante, un incendio en las instalaciones hizo que sus puertas cierren para siempre. La historia de esta compañía icónica y su presencia en el conurbano merece volver a ser recordada, como así también los sucesos que desenvocaron en su clausura.
Todo comenzó en 1927. León Podgaetzky llegó a Buenos Aires con el claro objetivo de hacerse un lugar en el mercado de la carne. Su impacto fue inmediato a tal punto de que José, su hijo, decidió apostar por más una vez que su padre falleció: compró la maquinaria necesaria para realizar salchichas, invirtió en una propiedad ubicada en Villa Tesei y comenzó con la producción.
A partir de la gran repercusión que generó la fábrica de salchichas, la marca Tres Cruces decidió adquirir este emprendimiento en 1989 y funcionó de manera corrida hasta 2013. En tiempos en los cuales las ventas alcanzaban récords históricos, la planta llegó a tener alrededor de 250 emplead@s. Sin embargo, todo cambió a partir de un incendio que trajo consecuencias sumamente negativas.
El 18 de agosto de 2013 a las 10:15 comenzó a presentarse fuego en las instalaciones de esta fábrica ubicada en Villa Tesei, que llegó a tener llamas de alrededor de 25 metros. Afortunadamente no hubo heridos en este accidente, aunque alrededor del 70% de la planta fue arrasada. Producto de esta situación, la empresa Vienissima se vio en la necesidad de cerrar sus puertas para siempre.
Tres años después de este suceso, la Universidad Nacional de Hurlingham adquirió este predio abandonado, con el objetivo de desarrollar nuevos espacios destinados para el estudio. Es indudable que el conurbano bonaerense contó, a lo largo de la historia, con un polo industrial muy grande. Más allá de que algunas empresas aún se mantienen en funcionamiento, otras ya fueron reconvertidas para el uso de la comunidad.