El Vesubio, la historia del centro clandestino de detención ubicado en La Matanza
Santiago Menu
El próximo viernes 24 de marzo se conmemorará un nuevo Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia en nuestro país. En este 2023, esta jornada no pasará desapercibida en medio de los 40 años de la recuperación de la democracia. Es cada vez más común escuchar en varios medios de comunicación discursos negacionistas acerca de lo que ocurrió en la última dictadura cívico militar eclesiástica en la Argentina, por lo que resulta cada vez más necesario que las voces que reclaman “Nunca Más” se amplifiquen en cada rincón de la república. En esta oportunidad, es importante traer a colación la historia de El Vesubio, el centro clandestino de detención ubicado en el partido de La Matanza.
En primer lugar, cabe destacar que estos lotes fueron cedidos por el estado en la década del 60 al Servicio Penitenciario Federal (SPF), aunque con la interrupción del sistema democrático lo tomó como propio el I Cuerpo del Ejército con el objetivo de detener a diversos actores de la sociedad civil.
En sus inicios fue conocido popularmente como “La Ponderosa”y entró en funcionamiento a finales de 1975, por grupos afines a la Triple A para la represión a opositores políticos durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón. Este objetivo seguiría con la llegada de los militares al poder.
De acuerdo a algunas estimaciones, se considera que por allí pasaron unas 2500 personas secuestradas, entre ellas mujeres embarazadas. A su vez, reconocidas personalidades de la cultura popular, tales como Héctor Oesterheld, creador de “El Eternauta; el escritor Haroldo Conti; y el cineasta Raimundo Gleyzer, se instalaron en este establecimiento una vez que fueron capturados por las fuerzas armadas.
Poco antes de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 1979, El Vesubio fue demolido y sus detenid@s trasladados a otros centros clandestinos de la zona. Desde aquel momento, familiares de desaparecid@s comenzaron con el reclamo para investigar el lugar y luego reconvertirlo en un espacio destinado a la reflexión.
En 2016, se produjo el acto de señalización del predio con un monumento que lleva las inscripciones de Memoria, Verdad y Justicia, al mismo tiempo que se firmó un convenio para reconvertirlo en un espacio abierto a la comunidad. La defensa de la democracia debe darse en este plano también, a partir del reconocimiento de lo que sucedió para que nunca más vuelva a ocurrir.