Enrique Schcolnik, la historia del empresario clave en el desarrollo de Villa Tesei
Santiago Menu
Durante las primeras décadas del incipiente siglo XX, muchas personas provenientes de Europa llegaron a nuestro país con el claro objetivo de escaparle a los resabios sociales y económicos que generaron las Guerras Mundiales. Fue en este momento histórico en el cual diferentes barrios que componen la zona oeste de la provincia de Buenos Aires comenzaron a expandirse al calor de las costumbres y tradiciones que presentaban estos hombres y mujeres. Villa Tesei, una localidad perteneciente al partido de Hurlingham, experimentó un crecimiento fenomenal y uno de los grandes impulsores fue Enrique Schcolnik. Este empresario del rubro del cartón corrugado tuvo una vital importancia en el desarrollo de este lugar, por lo que es importante recuperar parte de su pasado.
Enrique nació en el barrio de Abasto un 29 de noviembre de 1914. Hijo de inmigrantes rusos, creció en medio de cartones a raíz de la fábrica creada por su padre. Con su fallecimiento, tuvo que abandonar su trayectoria en el mundo del derecho y pasó al frente de esta compañía familiar.
Su gran objetivo una vez que tomó las riendas de esta empresa fue amplificar su influencia. Fue así que adquirió 10 hectáreas en las inmediaciones del Arroyo Morón y en 1953 comenzó a producir. Al poco tiempo, se transformó en una de las principales fábricas en la región, al producir más de 5000 toneladas mensuales de envases de cartón. Este paso fue crucial en el desarrollo de Villa Tesei.
Además de otorgarle trabajo a miles de personas que residían en el lugar, Schcolnik tuvo un rol importante en la construcción de las primeras escuelas en el municipio de Hurlingham. Con la compra de cuatro tranvías viejos y la construcción de algunos baños, en 1962, se dictaron las clases para un número importante de alumn@s que no podían acceder a educación de calidad. La actual N° 19, que tiene el nombre del empresario, fue la pionera de todas las impulsadas por aquel entonces por este hombre en terrenos que comrpó especialmente para este fin.
En 1988, a causa de las políticas económicas neoliberales que parecerían volver a posicionarse como preponderantes en la actualidad, Enrique Schcolnik se vio en la necesidad de cerrar su fábrica y darle un fin a una historia de muchos años. Este hombre, que falleció en 2010, se convirtió en un emblema para el partido de Hurlingham no solamente por sus visiones adelantadas, sino también por su compromiso con el barrio.