Escritorxs del Conurbano: Hoy, Constanza Casagrande
Melina Alderete
“No se puede negar que, de todos modos, la literatura en Argentina sigue siendo porteñocéntrica y, cuando aparecen escritores del conurbano o del interior, muchas personas parecen decir ‘ah, ahí también escriben bastante bien’. ¡Y sí!”, comenta la escritora oriunda de Haedo, Constanza Casagrande, respecto de la visibilidad conurbana en el mercado literario.
En diálogo con La Ciudad, la autora de cuentos como “Horse opera”, que ganó una de las menciones del Concurso Haroldo Conti 2020 de Ediciones Bonaerenses en la antología “Contra cielo plomizo”, charló sobre el trabajo de escribir, sus inicios caóticos en la materia, sus futuros proyectos y algunos consejos para quienes buscan en la literatura un lugar para vivir.
¿Cuándo empezaste a escribir?
A los catorce o quince años empecé a escribir como una forma de expresión medio deforme, catarsis adolescente y esas cosas que una hace cuando se siente una outsider. Después, empecé a intentar escribir literatura a los dieciocho años. Intentando hacerlo bien, lo hice sola y muy mal durante mucho tiempo. Empecé a encontrar algo que valía un poco la pena en mis producciones cuando fui a los talleres de Félix Bruzzone y Bruno Petroni. Ellos me enseñaron todo lo que sé.
¿Cómo fue ese inicio de relación con el mundo de la escritura?
Caótico. Escribir necesita disciplina. Todavía hoy hay una idea del escritor como un ser iluminado por alguna divinidad antigua: un sujeto que mira por una ventana y todo resulta ser un estímulo vital para ser puesto en papel, todo es escribible y fácil de escribir, etc. Eso no existe. Para escribir hay que laburar un montón y tener algo de tiempo.
En ese sentido, mi inicio fue caótico, en tanto arbitrario también. Iba probando cosas hasta que algo me gustaba. Hoy tengo una rutina más o menos constante con rituales propios a la hora de ponerme a escribir.
¿A quiénes consideras tus “referentes” en lo literario? ¿Cuáles son tus influencias?
Mis referentes literarios y mis influencias literarias más grandes fueron y son mis docentes y todos los que me acompañan en mi proceso de escritura con paciencia, atención y cariño. Pero más llanamente, llamaría referentes a los escritores que leo más, a los escritores que más me gustaría copiar y no puedo porque son monstruosos.
Eso no quiere decir necesariamente que sean una influencia para mí. Sí, uno lee para poder escribir. Pero, en definitiva, uno quiere también escribir algo novedoso en algún sentido. Eso es lo que hace de un texto cualquiera un texto literario.
En fin, podría nombrar muchos autores pero no puedo pensar en influencias sino en compañeros de escritura.
¿Qué pensás del ambiente literario del conurbano? ¿Creés que, en el mercado editorial, lxs escritorxs del conurbano están ganando terreno?
El ambiente literario, en cualquier lugar, es un mundillo y hay de todo. No sé si pienso algo respecto del mundillo literario del conurbano.
Sí creo que los escritores del conurbano están ganando tanto terreno como escritores de otros sitios. Hay muchas editoriales que exigen este tipo de narrativa, cierto tipo de imaginario propio de los suburbios y la vemos más presente afortunadamente.
En definitiva, eso es lo que hizo el Concurso Haroldo Conti con Ediciones Bonaerenses: darnos un lugar, abrirnos un camino, hacernos contacto entre nosotros.
En este sentido, no se puede negar que, de todos modos, la literatura en Argentina sigue siendo porteñocéntrica y, cuando aparecen escritores del conurbano o del interior, muchas personas parecen decir “ah, ahí también escriben bastante bien”. ¡Y sí!
¿Cómo ves el ambiente literario para las mujeres escritoras y para las disidencias? ¿Cómo ves la literatura escrita por mujeres? ¿Crees que el pinkwashing influye en el mercado a la hora de vender libros de autoras?
Todo me parece más accesible que antes, no lo suficiente por supuesto. Pero lo cierto es que podría decir que veo que la literatura escrita por mujeres tiene más alcance, que son sujetas de público conocimiento en el mundo, que tomamos más lugares importantes.
Veo también un mejor posicionamiento de las mujeres en la literatura que en otros momentos de nuestra historia. Se leen más mujeres. Lo veo mucho en los programas de las universidades, en los programas escolares.
Con respecto al pinkwashing, creo que sí, influye y es una pena. Pero por suerte, insisto, estamos viviendo un tiempo histórico en el que las mujeres y disidencias tenemos espacios donde somos patrones. Pocos espacios, no los suficientes, no está todo dicho ni todo cerrado y falta un montón (políticas públicas, sobre todo) pero ahora nos ven más y nos vemos entre nosotrxs.
De tu propio material, ¿cuáles son tus escritos favoritos y por qué? ¿Cuál es tu último trabajo?
“Horse opera”, el cuento que ganó una de las menciones del Concurso Haroldo Conti 2020 editado por Ediciones Bonaerenses en una antología llamada “Contra cielo plomizo”, es mi cuento preferido. Me llevó un año de trabajo casi exclusivo. Aprendí a corregir con ese cuento, aprendí a omitir escenas. Me divertí haciéndolo y cuando lo terminé quedé satisfecha por el resultado. Mi último trabajo (o trabajo en proceso) es una novela que todavía está esperando ser terminada.
¿Qué consejo le darías a unx escritorx del conurbano que quiere comenzar a publicar sus escritos?
Una vez le hicieron esa pregunta a César Aira en un pasillo de un congreso en no sé dónde y él respondió: “Les diría que son muchos los llamados pero pocos los elegidos”. Cuando escuché eso, me dio tanta bronca que empecé a escribir más. Ser escritor no es imposible. Pero sí para serlo tenés que laburar mucho, a veces dejar cosas de lado para poder hacerlo (tiempo de descanso, tiempo de ocio, tiempo de trabajo en cosas que dan dinero).
La inspiración llega con el trabajo. No hay otra. Después, le daría los mismos consejos que me dieron a mí. Compartí lo que escribís, en lo posible juntate con otras personas que escriban, si podés, andá a un taller de escritura con un docente que te acompañe y tenga un ojo preciso. Y escribí mucho, insisto, todo lo que puedas.
Tener una rutina es clave. Leer es clave. También tener en cuenta que la frustración está ahí, tocando la puerta todo el tiempo. Escribir da placer, a veces. Otras, te tenés que bancar la pelusa. Pero después de todo esto, el resultado, en general, da gusto.