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Historias de un despojo cruel y miserable

“Aunque me ponga la pistola arriba de la cabeza no se lo firmo porque yo no le he vendido nada”  le dijo Rogelio Cayecul el 4 de octubre del 2006 a los Ministros del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia del Chubut.  Don Rogelio, con sus 74 años a cuestas, había llegado a Rawson  a caballo después de dos largos días de viaje desde el paraje El Canquel en la meseta  profunda.
Ya en el Tribunal, el anciano mapuche tomó por primera vez la palabra después de  10 años desde el inicio del juicio de desalojo con sentencia, dictada a favor de los Fernández Peña, quienes obtuvieron un título de propiedad de la tierra que los Cayecul habitan en Chubut ancestralmente.  Nunca lo habían notificado de la sentencia, ni siquiera del juicio. Nunca tuvo posibilidad de defenderse, pero aun así los terratenientes patagónicos, querían sacarlo. Echarlo del lugar donde había nacido su abuelo, su padre y hoy vivía con sus hijos. La razón: no quería vender
Rogelio por primera vez pudo hablar ante los jueces. Contó que era campesino, que no sabía leer, que era Mapuche y que estaba seguro que nunca vendió ni venderá  su campito.
Luego de la audiencia, la Justicia chubutense le otorgó a poblador el “derecho a gozar del derecho“,  ya que debido a su absoluto desconocimiento de la lengua escrita de uso legal y su natural reclusión en una de las zonas rurales más recónditas de la Patagonia, no consintió y no pudo enterarse de un proceso del que fue siempre ajeno y que tiende a despojarlo de sus tierras. En definitiva, la justicia declaró la nulidad del juicio y le “pidió perdón a Rogelio
Al otro día, los diarios titulaban: “El presidente del Superior Tribunal le pidió perdón a un poblador mapuche (Diario Jornada, Trelew, edición del 4/10/06. “El Superior Tribunal escuchó a un aborigen que quieren desalojar del campo donde nació” ( El Chubut, Trelew, 4/10/2006)
Así ha sido por años la triste historia de las comunidades mapuches en la Provincia del Chubut. Años y años de despojo cruel y miserable por parte de los terratenientes patagónicos. Un despojo tan silencioso como efectivo. En los últimos 30 años, las pequeñas comunidades mapuches chubutenses, perdieron el 90 % de las tierras que ocupaban por tradición familiar.  Casos emblemáticos como el de Ana Moya, o el de la Comunidad Cayulef son un claro reflejo de la sistemática apropiación de tierras que los grandes ganaderos en complicidad con el Instituto Autárquico de Colonización (IAC) han perpetrado contra los mapuches a lo largo de la joven historia provincial.
Carlos Burgin, convencional constituyente, acopiador de lana y productor ganadero, supo trasmitir con claridad el pensamiento de la época al tratarse el tema indígena en la constitución de la provincia del Chubut: ““Para los pobladores de muchas zonas el indígena resulta como vecino un problema más importante que el zorro colorado. Hay lugares donde es mayor la cantidad de hacienda que roba o que mata el indígena, que la que puede matar el zorro colorado. Entonces considero que esa educación del indígena para que llegue al estado de poder ser propietario de la tierra, debe pasar por la etapa primera de que sepa qué hacer con una tierra una vez que sea propietario y de qué manera manejarla. Por eso propongo que el otorgamiento de la tierra en propiedad al indígena no figure en este inciso. Las legislaciones futuras- los años lo dirán- si llega el momento le darán la tierra como corresponde
En sesenta años, poco a cambiado.
Por Dr Sebastian Sanguinetti

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