La historia de los primeros teléfonos en Ituzaingó
Santiago Menu
Existe una creencia popular, repetida casi como un mantra en las crónicas locales, que asegura que el teléfono desembarcó en Ituzaingó recién en la década del 40. Sin embargo, gracias a la rigurosa labor de investigación de Juan Orlandini, hoy podemos desmitificar ese dato y viajar mucho más atrás en el tiempo. La historia de la comunicación en nuestro barrio es más antigua, más romántica y, sobre todo, mucho más ligada al esfuerzo de los pioneros de lo que creíamos.
Es cierto que 1940 fue un año clave: fue cuando se instaló la oficina telefónica formal en la calle 24 de Octubre, entre Rondeau y Medrano. Pero las señales de voz ya circulaban por el aire de Ituzaingó décadas antes. Según los registros de la United River Plate Telephone C° Ltd. (Compañía Unión Telefónica), para el año 1916 ya existía una red operativa en la zona.
En aquel entonces, comunicarse no era cuestión de presionar una pantalla táctil. El sistema era puramente analógico y humano. Los primeros abonados utilizaban aparatos con la famosa "manito giratoria"; al girar la manivela, sonaba una campanilla en la central y una operadora —pieza fundamental de este rompecabezas social— atendía el llamado para realizar la conexión manual.

Para la década de 1930, la tecnología dio un pequeño paso hacia la automatización. En esos años, la característica que identificaba a Ituzaingó era el número 69. El procedimiento era un híbrido de modernidad y asistencia: el vecino marcaba el 69 en su aparato automático y, del otro lado, la voz de la telefonista preguntaba: "¿Qué número desea?".
Este sistema convivió con el crecimiento de un pueblo que dejaba de ser rural para volverse urbano, donde tener un teléfono no era solo un lujo, sino una herramienta vital para el comercio y la vida social.
Si bien los datos oficiales de Orlandini sitúan el inicio formal en 1916, la memoria oral de Ituzaingó guarda un secreto aún más antiguo. Diversos testimonios coinciden en que el primer aparato telefónico del que se tenga memoria funcionaba en el emblemático Almacén de Melano, ubicado en la intersección de las calles Dr. Belgrano y Las Heras.
Aquel almacén de ramos generales no solo proveía de víveres a los vecinos, sino que funcionaba como el primer centro de conectividad. Hoy, en la era de la fibra óptica y el 5G, recordar que nuestra característica fue un simple "69" y que las primeras líneas se gestionaban con una manivela nos ayuda a valorar la identidad de Ituzaingó.