La historia de Mansión Seré, el centro clandestino de detención más importante de zona oeste
Santiago Menu
A 46 años del comienzo de la última dictadura cívico-militar, se establece como preponderante volver a reflexionar sobre esta parte de la historia, especialmente en las nuevas generaciones. En medio de algunos discursos de odio que se vuelven parte del debate público, el análisis de estos hechos es tarea central de cara al futuro. En el municipio de Morón, existe una larga tradición en esta materia y todos los 24 de marzo se realizan diferentes actividades con un lema claro: memoria, verdad y justicia. En este distrito, se encuentra uno de los lugares que albergó el horror durante estos tiempos. La Mansión Seré conserva retazos de un pasado que no queremos volver a revivir, por lo que su historia merece ser narrada una vez más.
A finales del siglo XIX, Juan Seré, un inmigrante de origen francés, se instaló en nuestras tierras y adquirió junto a su esposa una quinta de aproximadamente 56 hectáreas que se ubicaba en las afueras de lo que era conocido popularmente como el pueblo de Morón. Allí, se realizaron diferentes clases de actividades de cultivo, como así también criaderos de caballos de polo.
Tiempo más tarde, esta residencia quedó abandonada por completo y luego del derrocamiento del gobierno de Juan Domingo Perón, la propiedad pasó a manos de la Fuerza Aérea Argentina. Recién en 1973, se convertiría en el Casino de Oficiales del Escuadrón Gloster Meteors.
El rol de la Mansión Seré durante la dictadura
Durante la última dictadura cívico-militar, Mansión Seré pasó a ser exclusivamente un centro de detención y tortura de personas. Allí, centenares de personas pasaron por sus instalaciones luego de ser arrestados por diversos órganos dependientes del estado, como así también escuadrones paramilitares.
Uno de los momentos más relevantes que tuvo este lugar fue el 24 de marzo de 1978. Claudio Tamburrini, Daniel Russomano, Guillermo Fernández y Carlos García pudieron huir de la casa al aprovechar la tormenta que azotó al distrito por aquella jornada y luego de colgar frazadas atadas desde una ventana del primer piso. Tras este incidente, la propiedad dejó de albergar presos y los que ya se encontraban adentro fueron liberado o llevados a otros espacios de detención.
Con la recuperación de la democracia y tras una enorme discusión entre l@s vecin@s de Morón, el intendente Martín Sabbatella inauguró en el 2000 la Casa de la Memoria y la Vida con el gran objetivo de que este espacio sirva como reflexión y recuerdo colectivo sobre lo que aconteció en estos tiempos tan oscuros.