La Iglesia como motor para la trasformación social: Una charla con el Padre Charly
Melina Alderete
“La Iglesia tiene que ser la familia de los más rotos, no solamente centrarse en la acción directa, sino generar condiciones para la transformación de las comunidades”, define el padre Carlos Olivero, mejor conocido como el Padre Charly, cura villero que, en la actualidad, se encuentra trabajando en Villa Palito, La Matanza.
En su paso por Socios a la fuerza, el programa conducido por Carlos Romero que se emite todos los lunes de 19 a 21 por Radio Kamikaze, Olivero conversó sobre las realidades barriales, el paco y la pandemia, la redención en todas sus formas y el rol de la Iglesia como motor para la transformación social.
¿Qué lectura hacés vos, desde tu experiencia, respecto de la redención en este momento que estamos viviendo en nuestro país y en el mundo?
La redención es como el desnudamiento del conflicto existencial. Para nosotros, los cristianos, es la salvación de Cristo, pero redención también es resolver el drama existencial que atravesamos. Nosotros siempre estamos buscando la redención, cuando, por ejemplo, estamos acompañando a una persona que no puede organizar la vida, o porque está con el consumo, o porque está tomada por algún problema grave.
Yo creo que hay que darle a un humano condiciones para que pueda redimirse también. La redención es también estar en el camino de la resolución de los conflictos.
Claro, la redención es un proceso, no es necesariamente un momento exacto en el que ocurrió y ya.
No, claro, sin duda. Mirá, en estos días estoy como con el corazón muy tomado por una chica a la que estamos acompañando. Ella hace mucho que viene peleando con el consumo, en su momento, se había ordenado, después estuvo un tiempo en la cárcel. Pero luego se había parado, se compuso y estaba laburando. Y hace poco, hará unos meses, se la pegó de vuelta. Y estaba mal, se bajonea, piensa que no puede salir…Eso para mí es muy doloroso. Pero, igualmente, encuentro en ella un poco de redención, ¿viste? Porque, cuando baja un poquito viene, tomamos mate, charlamos…Pienso que la amistad es una cierta redención también.
¿Cómo es el rol que vos asumís, en estas situaciones tan complejas y duras? ¿Cómo te parás para estar a la altura de las circunstancias?
Asumo mi rol por lugar de la amistad. Y, a cambio, yo no espero nada. En este caso que te comentaba, yo oficio de compañía para lo que la persona quiera hacer: Si se quiere poner de pie, la ayudamos, le buscamos un lugar, vemos a dónde puede irse a vivir, cómo se va a mantener…Pero todo desde el lado de la amistad. Porque es algo que a mí también me hace bien. Su amistad a mí también me redime
Ahí también juega mucho la dimensión presencial el asunto, ¿no? El hecho de estar vos ahí, con la gente, en el mismo territorio. Eso no puede ser reemplazado por otras formas de estar como, por ejemplo, la virtualidad…
Absolutamente. Y, aparte de estar, el compartir el territorio y el tiempo también, que abre a todas las dimensiones de la vida. No solamente a lo que se puede hablar en una terapia o en una charla espiritual o social, sino que abarca a todo lo que uno comparte. Cuando vos estás en ese momento y estás amando, tenés acceso a toda la vida y, entonces, en ese estar, se te abren un montón de posibilidades distintas que tienen que ver con la redención.
Carlos Romero: También entra en juego, en momentos como este, la idea que de la organización de todo el sistema en el que se encauza nuestra vida, a veces es como que no alcanza, no funciona. Y yo pensaba, por ejemplo, en la frase “La realidad es superior a la idea”, que había salido en una de nuestras charlas que tuvimos hace unos años. ¿Qué significa para vos y para todo tu equipo esta frase?
Quien planteó esa frase fue el Papa Francisco. Él habla de cuatro principios para la construcción del bien común y la paz social. Uno de ellos es este, que la realidad es superior a la idea. Esto remite a que nosotros, cuando leemos la realidad y procesamos su comprensión, ahí siempre aparece la mediación de una abstracción, de un cierto distanciamiento.
Ahora, la realidad es siempre situada, contextual. No se puede enmarcar epistemológicamente bajo una ciencia o disciplina. Siempre tiene muchas lecturas. Y uno comprende en el vínculo del cuerpo con la realidad. Uno comprende que aquí, en la realidad en la que se está, está también una solución. Porque la presión que trae esa realidad que irrumpe, trae en sí misma el germen de la solución.
“Nosotros teorizamos, pensamos y estamos de acuerdo que la presencia del Estado es innegociable, tiene que estar donde sea. No estamos de acuerdo con esa política de reducción del Estado, que solamente favorece a las clases dominantes. Sin embargo, creemos que la respuesta a los problemas complejos no se puede dar de arriba para abajo. Y de eso vos te das cuenta cuando empezás a saberlo desde cerca.”
El Padre Charly sobre las realidades barriales.
Carlos Romero: Bueno, eso también es interesante, ¿no? La idea de que, en donde vos estás, que es el propio entorno del barrio, gran parte de la solución a los problemas del barrio radica ahí precisamente. Aunque, estaría buenísimo que hubiese una mayor presencia del Estado porque, gran parte de los problemas, tienen que ver con la ausencia del organismo estatal…
Claro, totalmente. Pero, fijate, que el hecho de que la realidad sea superior a la idea, no quiere decir que es más importante que la idea. Nosotros teorizamos, pensamos y estamos de acuerdo que la presencia del Estado es innegociable, tiene que estar donde sea.
No estamos de acuerdo con esa política de reducción del Estado, que solamente favorece a las clases dominantes. Ahora, la respuesta a los problemas complejos no se puede dar de arriba para abajo. Y de eso vos te das cuenta cuando empezás a saberlo desde cerca. En ese contexto, en esa realidad concreta, situada, puntual. O sea, la realidad demanda.
Entonces, estamos de acuerdo con la presencia del Estado, pero tiene que ser una presencia inteligente y que articule con la participación de la comuna organizada, porque si no, no hay respuesta para los problemas complejos.
Carlos Romero: Charly, ¿y qué pasó con el paco en los inicios de la pandemia, en los barrios de los que vos tenés conocimiento?
Respecto a ese asunto, estuvo todo igual que siempre. El paco no tuvo cuarentena.
Durante el primer año de la pandemia, yo le pedí al obispo que me mande a un lugar donde pudiera hacer algo, que me encomiende una tarea. Entonces fui a uno de los hospitales que fueron designados como hospital de referencia en la Ciudad de Buenos Aires por el Covid. Y allí les daba de comer a las personas que, por ejemplo, llegaban de geriátricos, o que tenían algún problema relacionado con la salud mental… Y me dediqué a eso, a llamar a sus familias.
Lo que he notado es que, a raíz de la pandemia, los problemas de salud mental se multiplicaron enormemente. Porque toda la situación del encierro, todo ese miedo que se fue sembrando, desencadenó muchas cosas graves, relacionadas incluso al consumo de sustancias.
¿Cómo definirías, hoy por hoy, el rol que ha de cumplir la Iglesia para con la gente?
Yo me dediqué a tratar de identificar comunidades que estaban sufriendo por la marginalidad, por el consumo, por la explotación sexual, entre otros problemas. Desde este lugar, nosotros tratamos de identificar el dolor y proponer una metodología para la organización de la comunidad y el cuidado de las personas. Creemos que, cuando las comunidades ponen a las personas más rotas en el centro, se caen un montón de prejuicios y la comunidad se transforma. Entonces, nuestro trabajo como Iglesia, tiene que ver con generar condiciones para que la Iglesia se transforme en la familia de los más rotos.