21 años de cárcel al policía que mató a Lucas Verón

21 años de cárcel al policía que mató a Lucas Verón
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Un efectivo de la policía bonaerense fue condenado ayer a 21 años y 8 meses de prisión luego de que un jurado popular lo declaró culpable por matar en exceso del cumplimiento de sus funciones al joven Lucas Verón y por intentar asesinar a un amigo de la víctima, que sobrevivió, en julio de 2020 en la localidad de González Catán.

Además, el juez Gerardo Gayol del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de La Matanza le dio 4 años de cárcel a la otra policía que llegó al juicio por jurados solo por el homicidio de Verón en exceso del cumplimiento del deber.

Retraso en la lectura de la sentencia:

La audiencia que se realizó a través de la aplicación Microsoft Teams, el magistrado pidió disculpas a los presentes ya que, si bien solo tenía que dar a conocer la pena, consideró que ha sido “una causa en extremo compleja” y eso fue el motivo que llevó a tener una demora de cinco horas en comenzar la lectura de la sentencia.

Cristian y Graciela, padres del joven asesinado, escucharon la decisión junto su familia con carteles que decían “Justicia por Lucas – A lxs Pibxs se lxs cuida” y una camiseta con la foto de su hijo.

Al dar a conocer el monto de la pena sobre Cintia Duarte (28) y Ezequiel Benítez (28), quienes llegaron al debate en calidad de detenidos, los familiares gritaron “Lucas Verón, presente, ahora y siempre” y cerraron con un aplauso.

Los padres de Lucas Verón

El juez Gayol explicó que en el fallo no advirtió ninguno de los atenuantes que habían pedido las defensas oficiales, tales como la ausencia de antecedentes penales, la edad de Duarte o los hijos que tienen en común ambos acusados, a quienes criticó su “desprecio en el actuar”.

El juez señaló además que la “conducta” de los ahora condenados que “huyeron del lugar” o “engañaron a sus superiores” sobre el hecho ocurrido constituían un “potenciante de pena”.

De esta manera, Gayol condenó a 21 años y 8 meses de prisión a Benítez por ser “coautor de un homicidio en exceso del cumplimiento del deber” y “coautor de una tentativa de homicidio calificada” de Gonzalo Aguirre, todo ello en “concurso real”.

Mientras que a Duarte le aplicó la pena de 4 años de cárcel como “coautora de un homicidio en exceso del cumplimiento del deber”, tal lo había decidido el jurado popular la semana pasada.

Alegatos del fiscal:

En su alegato en la audiencia de cesura, Sergio Antín había solicitado 25 años para el expolicía y 4 para la mujer, y como agravantes valoró la utilización de un arma de fuego y la “nocturnidad”, ya que “eligieron el momento, casi como una celada”, aunque esto último fue descartado por el juez dado que sostuvo que ellos no eligieron el momento ya que esa era la hora de su trabajo.

Además, el representante del Ministerio Público afirmó que los disparos fueron realizados “en una zona densamente poblada” y Benítez no reparó en que también podría haber herido a “un vecino” que ocasionalmente se asomara, por lo que consideró que pudo haber habido más “víctimas”, situación que destacó como posible el magistrado en su fallo.

También se refirió a la “juventud de las víctimas” y que “cuatro ojos profesionales de la seguridad podrían haber evaluado la situación, pero no les importó”.

“No tener antecedentes penales no es un mérito porque eran policías y que tengan dos hijos menores no me quitan ni me agregan porque Lucas y Aguirre también lo eran”, indicó el fiscal, lo cual fue avalado por Gayol.

Los acusados

El veredicto de culpabilidad de los policías en este caso de violencia institucional cometido el 20 de julio de 2020, en pleno Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (Aspo) por la pandemia de coronavirus, fue dado a conocer el pasado miércoles al cabo de un maratónico juicio por jurados que había comenzado la mañana del día anterior en el Patio de las Américas de la UNLaM.

Si bien el fiscal de juicio y las querellas habían acusado a los policías por homicidio agravado y la tentativa de ese delito, que prevé la pena de prisión perpetua, para el jurado, en el caso de Verón, los policías actuaron excediendo sus funciones, por lo que la pena del delito es considerablemente menor.

El hecho:

El hecho ocurrió el 10 de julio de 2020 en la esquina de Achegas y Llerena, en González Catán. Esa noche, luego de una persecución, un patrullero impactó de atrás al rodado en el que se desplazaban las víctimas. Estas cayeron al piso y comenzaron a correr en dirección a la casa de una de ellas, ubicada a una cuadra y media.

Aparentemente, el policía Benítez, quien manejaba la patrulla, descendió y efectuó entre dos y tres disparos con su arma reglamentaria. Uno de ellos impactó en el tórax de Verón, quien luego falleció.
En tanto, Cristian Verón, padre de Lucas, declaró en horas de la tarde de ayer que cuando fueron al hospital ya sabían “que había sido la Policía” la responsable de balear a su hijo, a quien definió como “un chico sano de la casa, que trabajaba y estudiaba”, y que “jamás pisó ni la vereda de una comisaría”.
Por su parte, Marco Gonzalo Aguirre, amigo de Lucas (18), y quien manejaba la moto en la que llevaba como acompañante a la víctima la madrugada del 10 de julio de 2020, en pleno aislamiento por la pandemia del coronavirus, fue el primer testigo en declarar en el debate que se dio en una sala repleta del Patio de las Américas de la Universidad de La Matanza.

Desde la mañana y mientras se desarrollaba la elección de los 12 jurados titulares y los 6 suplentes que tienen que determinar si los policías Ezequiel Benítez y Cintia Duarte son culpables o inocentes, los familiares de Verón se concentraron en la puerta de la universidad con remeras con el rostro de la víctima y banderas que reclamaban justicia para Lucas, y hasta mostraron un flyer con la secuencia del hecho en el que fue cometido el crimen.

“Van a escuchar una historia triste, de gatillo fácil”, le dijo el fiscal del juicio Sergio Antín al jurado popular en los lineamientos generales del juicio al que llegaron los policías acusados del delito de “homicidio agravado por ser cometido por un miembro de una fuerza de seguridad y por el uso de arma de fuego y tentativa de homicidio”, en el primer caso de Verón (18) y en el segundo de Aguirre, quien era menor de edad al momento del hecho.

Recién pasadas las 18, Aguirre se sentó ante el jurado popular y unas mil personas, entre familiares y alumnos de la universidad que desbordaba la sala. Allí, relató que esa noche concurrió a la casa de Lucas para festejar su cumpleaños.

“A la noche jodimos entre amigos, salimos a tomar aire al patio y vemos que pasa un patrullero y nos miran, no le dimos bola y entramos”, recordó Aguirre. A continuación, añadió que decidieron ir con la moto junto a Lucas a comprar gaseosas y alguna bebida energizante.

El joven sostuvo que “como no había nada abierto” por el aislamiento por el coronavirus regresaron a la casa de Lucas. Pero en ese momento se encontraron “con un patrullero con las sirenas y luces apagadas” que los “quiso chocar”.

“No nos dieron una orden de alto, nos asustamos y acelero, era la primera vez que nos pasó algo así. Nos subimos a la vereda y el patrullero nos persiguió tirando cuatro tiros”, dijo el testigo. Según le explicó al jurado, primero hubo dos disparos y luego otros dos cuando cayeron de la moto.

“Lucas corría adelante y yo atrás, él trastabilla y cae, lo paso y vuelvo porque no venía más”, dijo el joven, quien contó que fueron al hospital y después lo vio a Lucas “en la camilla ya sin vida”.

El testimonio de Aguirre culminó con aplausos por parte del público, aunque el juez técnico Gerardo Gayol, del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de La Matanza, reprendió a los presentes, a quienes les dijo que iba a ordenar el desalojo de la sala de audiencias si se volvía a repetir.

Antes de Aguirre, el que pidió declarar fue el policía Benítez, quien admitió que participó de la persecución en un móvil “con las balizas apagadas” y que efectuó dos disparos porque pensó que los jóvenes estaban armados, aunque dijo que tras el hecho se retiró del lugar sin asistirlas porque creyó que no había herido a nadie.

El policía dijo que esa noche recorría la zona de González Catán y que habitualmente patrullaban las calles con las sirenas apagadas por razones de seguridad, ya que en otras ocasiones habían recibido pedradas o disparos.

En ese marco y durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), identificaron esa madrugada a “varios masculinos” que enviaron a su casa hasta que en un momento se cruzaron una moto con dos jóvenes a bordo.

“Queremos identificar a la moto pero se van y arranca la persecución con las balizas apagadas pero las luces siempre prendidas, a unos 70 metros de distancia”, explicó Benítez. A su vez, agregó que la moto cayó por la velocidad, por lo que se detuvo y, si bien “no se lograba ver bien”, dijo que uno de los sospechosos “se da vuelta como que esgrimió un arma”.

Ante esa situación, el policía realizó dos disparos con su arma reglamentaria, pero dijo que creyó que no los había herido. Además, aseguró que a “los dos minutos” los alertaron por un “robo en proceso” y se retiraron del lugar.

Sin embargo, minutos después regresó con otros tres móviles porque en ese sitio les informaron que había un herido de bala “por una pelea entre bandas”.

“No me imaginé que hubiese herido a una persona, yo no apunté”, sostuvo Benítez.
Luego fue el turno de Cristian Verón, quien declaró que “Lucas era un chico sano de la casa que trabaja y estudiaba. Anhelaba llegar a 18 años para cumplir sus proyectos de vida”.

“En el hospital llegamos a la guardia, lo ingresan a una sala y diez minutos después una doctora me dice que ya no había más nada para hacer y que entremos a despedirnos. Ya sabíamos en ese momento que había sido la Policía”, aseguró el hombre respecto al día del crimen. Además, remarcó que su hijo “no tenía antecedentes” y que “jamás pisó ni la vereda de una comisaría”.

Por Ramón González

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