Néstor Ortigoza le dijo adiós al fútbol: la historia del futbolista de Merlo que es leyenda en San Lorenzo
Santiago Menu
Hace tan solo unas horas, los hinchas de San Lorenzo de Almagro recibieron una triste noticia: Néstor Ortigoza, uno de los grandes ídolos contemporáneos del ciclón, anunció su retiro definitivo de la práctica profesional. A sus 38 años y luego de varias décadas desempeñándose en equipos muy relevantes, el centrocampista confirmó que colgará sus botines, aunque su legado en esta institución es eterno. Proveniente de una familia muy humilde de San Antonio de Padua, el futbolista se ganó la vida a fuerza de torneos de penales y llevó su maravillosa destreza para estos tiros a la elite del fútbol argentino. Sinónimo de potrero, la vida del “gordo” es un fiel reflejo de la realidad de muchos barrios vulnerables dentro del conurbano bonaerense.
Néstor Ortigoza nació el 7 de octubre de 1984 en el partido de Merlo. Su padre se desempeñó en un taller de sandalias y carteras, lugar en el cual trabajaba junto a uno de sus hermanos. Apenas cobró notoriedad pública, el volante intentó comprarle una casa a sus seres queridos, aunque su madre se negaba rotundamente a cambiarse barrio.
En una entrevista que le brindó a “El Gráfico”, la leyenda de San Lorenzo aseguró que tuvo la necesidad de salir a trabajar desde muy chico. “Vendí de todo. En los trenes, en semáforos, tocando timbres en las casas. Cuadernos, latitas de gaseosas, helados, jabón para el baño, valerinas, trapos de piso, rejillas. Iba a Liniers a comprar mayorista y después me las arreglaba”.
El fútbol siempre formó parte de la vida de Ortigoza. Sus primeros pasos se dieron en Itatí, un equipo establecido en Merlo y, una vez que se hizo más grande, comenzó a disputar campeonatos de penales. “Empezaban a las 10 de la noche y podían durar hasta las 5 o 6 de la mañana. Eran a 3 penales, mano a mano contra otro, por eliminación. Vos podías tener un arquero o patear y atajar, las dos cosas. Las parejas se iban eliminando hasta llegar a la final. De patear tanto, ahí quedó la técnica del golpe: seco, con la parte interna del pie, sin darle reacción al arquero”, sentenció el futbolista. Fue tanta la experiencia que le generó estos torneos que obtuvo un récord de 20 goles convertidos de penal en forma consecutiva.
Uno de los momentos más importantes en su trayectoria deportivo se dio en 2010. Bajo la conducción de Gerardo Martino y con los colores de la Selección de Paraguay, Ortigoza se hizo presente en el Mundial de Sudáfrica 2010 y se codeó con figuras de la talla de Lionel Messi, Diego Armando Maradona, Andrés Iniesta y tantos otros reconocidos futbolistas.
Néstor Ortigoza nunca olvidó el barrio. De acuerdo a su opinión, el potrero lo forjó no solo como jugador sino también como persona. Más allá de haber decidido ponerle fin a su carrera en el profesionalismo, tiene las puertas abiertas para regresar a Merlo y volver a demostrar su talento en el punto de penal.