El "Cordobés" Benítez, la historia de uno de los ídolos de Ituzaingó
Santiago Menu

Hace tan solo unos días, las redes sociales se llenaron de saludos, anécdotas y elogios tras celebrarse un nuevo cumpleaños de Víctor “el Cordobés” Benítez, uno de los grandes ídolos que tiene el Club Atlético Ituzaingó y una de las figuras más queridas por los hinchas del León del Oeste.
Nacido el 22 de agosto de 1964 en Colonia Coyunda, Córdoba, Benítez llegó junto a su familia a Ituzaingó en 1971. Con apenas 14 años, en 1978, fue llevado a una prueba en el club por el vecino y dirigente Pedro Gauna. La evaluación estuvo a cargo de Alberto Tocco, quien no dudó en ficharlo para la quinta división. Desde ese momento comenzó a escribirse la historia de uno de los máximos referentes del Verde.
Su debut en Primera se produjo muy pronto. El 6 de junio de 1980, con apenas 16 años, fue titular en un partido de visitante ante Acassuso que terminó en triunfo 3 a 1. Aquel día le tocó marcar al temible goleador Carlos Puchetta, en reemplazo del lesionado Alcón. Aunque recién en 1984 logró consolidarse como titular, ese partido fue el inicio de una carrera que estaría siempre ligada a la camiseta verde.
Hincha confeso del club, Benítez tuvo además la fortuna de compartir plantel con su hermano mayor, Julio César, quien también jugó seis temporadas en la institución. En sus doce años como futbolista profesional en el León, el “Cordobés” fue protagonista de los ascensos más recordados: en 1982 de la D a la C, en 1989 de la C a la B Metropolitana y, sobre todo, en 1991 de la B Metro al Nacional B, la máxima gesta deportiva de Ituzaingó.
Su último partido lo disputó el 12 de mayo de 1994, ante Gimnasia y Esgrima de Jujuy, en cancha de Deportivo Morón. Ese día, con apenas 30 años, debió despedirse del fútbol tras una complicada lesión de ligamentos cruzados. Se retiró con una marca impresionante: 361 partidos oficiales con la camiseta de Ituzaingó y 7 goles convertidos. Nunca vistió otra casaca, algo que lo convierte en un símbolo de fidelidad y pertenencia.
Pero la historia de Benítez con el club no terminó en su retiro. Con la misma pasión que mostró dentro de la cancha, se dedicó a las divisiones juveniles, primero como entrenador infantil, luego en inferiores y más tarde como coordinador de todo el fútbol formativo. Además, fue varias veces director técnico de la Primera, tanto en momentos de transición como en etapas decisivas. Incluso, logró el ascenso de 2001 y estuvo muy cerca de repetir la hazaña en 2006. También trabajó como ayudante de campo en Argentino de Merlo, junto a Daniel Chazarreta.
De gran técnica, temple y liderazgo positivo, Víctor Benítez es, sin dudas, uno de los máximos ídolos de la historia de Ituzaingó. Su legado va más allá de los títulos y ascensos: es un ejemplo de compromiso, identidad y amor por la camiseta. Tal vez aún no tenga el reconocimiento institucional que merece, pero para los hinchas, el “Cordobés” ya es eterno.
