El día en que un tranvía circuló por Ituzaingó
Los tranvías de Buenos Aires representan un capítulo fascinante en la historia del transporte público de nuestro país. Introducidos a finales del siglo XIX, estos vehículos no solo transformaron la manera en que l@s ciudadan@s se desplazan por la ciudad, sino que también se convirtieron en un símbolo de modernidad y progreso en una era de rápidos cambios urbanos. Más allá de las famosas historias que subyacen al interior de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, lo que no much@s sabían es que el partido de Ituzaingó contó con un servicio similar. En esta oportunidad, desde Diario La Ciudad, relataremos algunos detalles de este hecho inédito y maravilloso en el conurbano bonaerense.
De acuerdo a algun@s historiador@s, en 1912 se construyó el túnel que llevó las vías del entonces ferrocarril Oeste hasta la estación bajo nivel de Plaza Miserere, para transbordar con el subterráneo. Esta relación con el sector ferroviario facilitó la iniciativa de instalar una línea de tranvías entre la naciente Villa Ariza y la estación Ituzaingó.
Para ello, se adquirieron tres coches tranvías que estaban en desuso por la compañía Anglo Argentina de Buenos Aires y se compraron durmientes y vías de segunda mano. Luego de una serie de obras para allanar el camino, el servicio fue inaugurado el 24 de mayo de 1914 y contó con la presencia de importantes funcionarios locales de la época.
Un dato interesante a tener en cuenta de estos tranvías es que su tracción era a través de caballos y en las estaciones terminales se desenganchaban para cambiar de sentido. Más allá de la buena recepción que tuvo este servicio en la comunidad, no duró mucho tiempo en la zona oeste de la Provincia de Buenos Aires.
Producto del el avance de pavimentos y líneas de colectivos, en especial las que llevaban pasajeros de la Villa hasta la estación Castelar, la vida útil de este tranvía, el único que por cierto se conoce en la zona, fue acortado y fue así que en 1937 cesó definitivamente su recorrido.
A lo largo de las décadas, los tranvías fueron testigos de innumerables historias y cambios en la fisonomía de Buenos Aires. Sin embargo, con la llegada de nuevas tecnologías y la expansión del transporte automotor, fueron gradualmente desplazados, hasta desaparecer casi por completo a mediados del siglo XX. A pesar de esto, su legado perdura en la memoria colectiva y en los esfuerzos por reintroducirlos en un contexto moderno, como una alternativa sustentable y nostálgica.
