La historia de la panadería de Merlo que regalaba tortas y facturas a l@s estudiantes que obtenían un 10
Santiago Menu
La educación es, sin lugar a dudas, uno de los insumos sustanciales con los que cuentan las sociedades del pasado, del presente y del futuro. Como motor de ascenso o de unificación de las comunidades, las escuelas han tenido un rol preponderante en el desarrollo personal de cada un@ de l@s ciudadan@s. En este marco, la panadería y confitería Karina, ubicada en el barrio de Mariano Acosta de la localidad de Merlo, se hizo famosa por ofrecer a aquell@s estudiantes que obtengan calificaciones altas productos tales como tortas y facturas. La motivación por la cual l@s dueños de este establecimiento comercial tomaron esta determinación, como así también los resultados del proyecto, serán detallados en esta historia fascinante.
Gabriel Fernández, uno de los principales impulsores de esta propuesta, comenzó a ofrecer a l@s estudiantes de la Escuela N°5 y la N° 23 del barrio esta propuesta en el año 2018 a cambio de que ell@s le presenten su boletín o su cuaderno de comunicaciones. Al parecer, esta idea surgió luego de haberse anoticiado de un programa similar desarrollado por una heladería de la zona y no dudó ni un solo segundo en darle rienda suelta a este sueño.
Durante el transcurso de los años, miles de niñ@s hicieron filas en la panadería en pos de recibir un regalo. En sus inicios, l@s jóvenes que presentaban la calificación más alta en su cuaderno de comunicados obtenían una docena de facturas artesanales surtidas, mientras que aquell@s que lo hacían en su boletín percibían una torta para compartir con sus familiares. No caben dudas de que este proyecto significó un gran incentivo y una enorme publicidad para la panaderia.
De acuerdo a su opinión, por aquel entonces, se entregaban más de 40 docenas de facturas por día en la panadería y confitería Karina. A su vez, much@s nenes realizaban competencias en los establecimientos educativos a los cuales asistían para determinar quién lograba mejores calificaciones.
Más allá de que resulta anecdótico el regalo que entregaba, Gabriel Fernández y su panadería han sabido acaparar por completo la atención de las infancias a fuerza de presentar una propuesta innovadora. La educación, en los tiempos que corren, resulta un insumo central para el ascenso social. El compromiso con un futuro mejor debe construirse entre todas y todos.