La historia de los primeros cines en Ituzaingó
Santiago Menu
Más allá de que en los últimos años fuimos testigos de la aparición de plataformas de contenido que intentan acabar con la experiencia de trasladarse a un cine, estos espacios afortunadamente resisten el avance de la modernidad a partir del amor que le trasmiten sus espectadores. No hay dudas de que uno de los grandes avances en la historia de la ciencia estuvo ligado a esta clase de producciones que modificó por completo las culturas de los pueblos. En el municipio de Ituzaingó la tradición de las salas ha tenido un fuerte impacto desde sus comienzos, por lo que vale la pena contar algunos detalles de la aparición de estos espectáculos en la zona.
De acuerdo a algun@s historiadores locales, la primera sala en entrar en funcionamiento en la ciudad fue el Cine Petit Palace. Ubicado en la en la calle Rondeau casi esquina Rivadavia, este espacio albergó buena parte de las producciones que se realizaron en los primeros años del siglo XX. Funcionó de 1925 a 1962 y contó siempre con una gran afluencia de público, aunque con el paso del tiempo l@s vecin@s optaron por otra clase de establecimientos más modernos para la época.
No hay dudas de que la irrupción Cine Gran Ituzaingó significó un cambio de paradigma para el barrio. La primera función que exhibió fue en febrero de 1958 a beneficio de las obras de la Sala de Primeros Auxilios y la filial de la Asociación para la Rehabilitación del Niño Lisiado. Actualmente este establecimiento sigue de pie y posee un maravilloso sistema de aires acondicionado, una capacidad de 2000 butacas, vestíbulos para las esperas y equipos de ultima generación en materia de video y sonido. Este espacio sigue abierto a todo el público y es utilizado tanto para proyección de films como así también para la presentación de artistas y bandas relevantes a escala nacional.
Por último, es necesario hacer referencia al Cine Progresista. Este espacio ubicado en Av. Rivadavia 21910 sirvió como un anexo del club que lleva su mismo nombre y funcionó tan solo por 10 años: de 1930 a 1940. Muchas personas que acudían a esta institución aprovechaban para poder deleitarse con producciones fascinantes.
El municipio de Ituzaingó ha sido uno de los pioneros en dar rienda suelta al amor por los trabajos cinematográficos. Estos lugares eran una de las principales actividades de ocio en el pasado y buscará en los próximos años convocar a las nuevas generaciones a una experiencia irreproducible.