La historia del Centro Cultural Bernardino Rivadavia de Ituzaingó
Santiago Menu
Lo que hoy funciona como el Centro Cultural Ituzaingó, en el pasado, fue conocido como el Bernardino Rivadavia. Todo comenzó en 1950, cuando un grupo de vecin@s decidió embarcarse en un ambicioso proyecto: la construcción de una sede para un espacio cultural para la comunidad y, a su vez, ofrecer un servicio esencial de atención primaria en un momento donde el acceso a la salud era limitado en la zona.
El esfuerzo comenzó con una reunión clave el 10 de junio de 1950 en el Cine Select de Castelar, organizada por la Comisión Pro-Sala de Primeros Auxilios y Centro Cultural. En este encuentro, se decidió conformar una Comisión Ejecutiva Provisoria con vecinos comprometidos como José Tiscornia, Mario Paglia y José Muntada, entre otr@s. Este equipo tenía la misión de avanzar con el proyecto de construcción en el terreno que habían solicitado a la Municipalidad de Morón, ubicado en la esquina de Soler y Mansilla.
Gracias a gestiones con el entonces intendente municipal, César Albistur Villegas, se consiguió la aprobación del Concejo Deliberante para ceder la fracción de terreno al Centro Cultural Bernardino Rivadavia. Con esto, se dio un paso importante para comenzar la obra, pero aún quedaba mucho por hacer. El siguiente desafío fue la elección de la Comisión Permanente que se encargaría de llevar adelante la construcción. En una asamblea celebrada el 11 de junio, con más de 60 vecin@s presentes, se propuso la inclusión de tres mujeres en la Comisión, un gesto que reflejaba el espíritu inclusivo y solidario de la comunidad de Ituzaingó.
El proceso de construcción del edificio fue arduo, pero el compromiso de los vecinos lo hizo posible en tan solo tres años. La construcción del edificio se financió con el esfuerzo colectivo de la comunidad. Se realizaron donaciones, rifas, kermeses y festivales artísticos, y se confeccionaron recibos detallados para registrar las contribuciones. En septiembre de 1950, la colecta ya alcanzaba los 8200 pesos y en noviembre, la suma llegó a 32.500 pesos. Estos fondos permitieron continuar con la obra, aunque el mayor desafío fue la compra del hormigón, cuyo coste ascendía a 120.000 pesos.
El 24 de octubre de 1950, se colocó la piedra fundamental del edificio con una gran concurrencia de vecin@s y la presencia de autoridades locales, incluyendo al delegado de Ituzaingó, Sr. Subira.
Finalmente, en 1953, la Comisión Vecinal entregó la obra terminada al Centro Cultural Bernardino Rivadavia, consolidando un espacio fundamental para la vida social y cultural de Ituzaingó. Este proyecto no solo representó la creación de un edificio, sino también el reflejo de los valores de solidaridad, esfuerzo y compromiso que caracterizaban a los vecinos de la época.