La historia del vecino de Villa Bosch que colecciona hace más de 20 años envoltorios de alfajores
Santiago Menu
De dulce de leche, de chocolate amargo, rellenos de mermelada, con nuez y tantas otras variedades más. Los alfajores son, sin lugar a dudas, una de las golosinas predilectas por l@s argentin@s. En los kioscos, se pueden encontrar decenas de marcas que ofrecen este producto con alguna característica en particular. Este universo lo atrapó por completo a Lucas Accinelli, un hombre que reside en el barrio de Villa Bosch y que desde hace más de 20 años que colecciona en su domicilio envoltorios de este dulce. En esta oportunidad, desde Diario La Ciudad, develaremos algunos detalles de esta historia tan sorprendente como atrapante.
La pasión de este vecino por los alfajores comenzó cuando tan solo era un niño. Al parecer, su madre era una habitual lectora y acompañaba esta actividad con esta clase de golosinas. Una vez que lo terminaba, dejaba el envoltorio sobre la mesa y Lucas se detenía a mirarlos.
En 1998 guardó su primer envoltorio, uno de blanco y negro sabor banana split de la compañía Bagley y desde aquel momento no paró más. Una vez que probaba determinado alfajor, guardaba el papel para recordarlo. Fue de esta manera que construyó su fantástico imperio.
Hace ya un tiempo largo que Lucas decidió compartir con el mundo digital esta pasión coleccionista. A través de su cuenta oficial de Instagram (@coleccionistadealfajores), destaca algunos productos que consume y realiza comentarios referidos al sabor y a los ingredientes utilizados.
Además de los tradicionales alfajores elaborados en el país, este hombre de Villa Bosch posee algunos envoltorios de Uruguay y Alemania. Su gran objetivo de cara al futuro es poder conseguir de una buena vez por todas una de las pocas piezas que le faltan a su colección: el “Dieguito Maradona” elaborado por la compañía Georgalos y que salió al mercado a fines de los 80.
Más allá de que su gusto predilecto es el alfajor de fruta, Lucas Accinelli tiene un amor sumamente especial por todas las variables de esta golosina en expansión. No caben dudas de que en los próximos años podrá expandir su colección y, de esta manera, ingresar en los libros de historia. No hay barreras que detengan a este hombre que camina por las calles del conurbano bonaerense.