La Noche de los Bastones Largos: Hoy se cumple un nuevo aniversario de una de las represiones más violentas de la historia argentina

El 29 de julio de 1966, docentes, estudiantes y no docentes que se encontraban en la Facultad de Ciencias en defensa de la autonomía universitaria fueron objeto de una violenta represión por parte de las Fuerzas de Seguridad.

La Noche de los Bastones Largos: Hoy se cumple un nuevo aniversario de una de las represiones más violentas de la historia argentina
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Cada 29 de julio, desde aquel fatídico día de 1966, se conmemora un nuevo aniversario del episodio represivo conocido como “La Noche de los Bastones Largos”, un violento ataque que se realizó en contra del cuerpo universitario de la Facultad de Buenos Aires, en el marco del gobierno de facto de Juan Carlos Onganía.

A tan solo un mes del derrocamiento del presidente constitucional, Arturo Illia, la dictadura de Onganía lanzó una resolución que determinaba el fin de la autonomía de las Universidades Nacionales, anunciando que éstas se encontrarían bajo la jurisdicción del Ministerio de Educación en un plazo de 48 horas.

Ante la situación, el decano de la Facultad de Ciencias, el Dr. Rolando García, convocó a una reunión en la Casa de Altos Estudios para mostrar el repudio ante la decisión del gobierno de facto. Cientos de profesores, alumnos y no docentes se presentaron en defensa de la autonomía universitaria y la libertad de cátedra.

El gobierno de facto de Juan Carlos Onganía determinó el fin de la autonomía universitaria e insistió en una “depuración” académica para expulsar a los profesores opositores a la dictadura.

Con la excusa de combatir el comunismo, la Policía Federal intervino la universidad y militarizó los edificios, dando inicio a uno de los actos más violentos y sangrientos de las Fuerzas de Seguridad Nacionales.

Al llegar a la Casa de Altos Estudios, las fuerzas enviadas por Onganía ordenaron la evacuación total y comenzaron a entrar lanzando gases lacrimógenos en contra de los estudiantes, docentes y auxiliares que se encontraban allí congregados, quienes fueron posteriormente obligados, con golpes y amenazas, a pasar a una de las aulas más grandes del establecimiento y permanecer contra la pared con los brazos en alto cual pelotón de fusilamiento.

A pesar de que ninguno de los allí presentes ofreció resistencia, los soldados golpearon brutalmente a todos y cada uno de ellos, con palos, culatazos y patadas. El resultado fueron varios heridos de gravedad, e incluso muchos retenidos en las comisarías sin razón, que fueron liberados al cabo de un tiempo y sin explicaciones.

Asimismo, otra de las consecuencias de aquella noche represiva brutal fue el exilio de cientos de profesores argentinos: Más de 700 académicos fueron obligados a abandonar sus puestos de trabajo y, muchos de ellos, se exiliaron en el exterior. A partir ahí, comenzó un éxodo de brillantes investigadores y científicos.

En un contexto como el actual, en donde el ataque a las universidades nacionales por parte del gobierno de Javier Milei es moneda corriente, resulta necesario recordar la importancia de la autonomía universitaria, que representa una parte esencial y vital para el correcto desarrollo de la democracia argentina y una educación de calidad que nos llena de orgullo en nuestro país y en el mundo.

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