Martha Pelloni, la historia de la reconocida monja que decidió pasar sus días en Santos Lugares
Santiago Menu
Durante buen parte de la década de los 90, uno de los casos que conmovió por completo a la sociedad argentina fue el de María Soledad Morales. La joven catamarqueña fue abusada y asesinada a los 17 años por personas muy cercanas al poder de turno en la provincia, lo que generó una enorme crisis institucional. Martha Pelloni, una monja que se desempeñaba por aquel entonces como rectora del Colegio del Carmen y San José, al que asistía la adolescente, fue crucial para dar con su paradero y enjuiciar a los culpables. A sus 80 años, la hermana tomó la determinación de pasar esta etapa de su vida en el conurbano bonaerense, más precisamente en la localidad de Santos Lugares. En este marco, resulta interesante conocer algunos detalles de su vida, como así también las razones que la hicieron mudarse a este barrio.
Martha nació un 23 de febrero de 1941. Tomó los hábitos en 1965, momento en el cual decidió sumarse a la orden de las Carmelitas Misioneras Teresianas. Más allá de su camino en este universo, su gran objetivo fue desarrollarse profesionalmente. Fue así que se recibió en 1968 de licenciada en Filosofía y Letras y en Ciencias de la Educación por la Universidad de Cuyo.
Sin lugar a dudas, un punto de inflexión en su vida se dio en septiembre de 1990. Con la noticia del fallecimiento de María Soledad, Pelloni comenzó una campaña para esclarecer este hecho que la conmovió personalmente. Ese mismo año, organizó una marcha del silencio en Catamarca y acompañó a su familia hasta el último día con el claro objetivo de que se haga justicia.
Actualmente, Martha vive en un convento de la orden de las Carmelitas Misioneras Teresianas en Santos Lugares. A cinco cuadras se encuentra el santuario de Lourdes, donde todos los días hay gente que va en busca de ayuda. Desde allí, trabaja para la organización Red Infancia Robada.
Habla de diversidad, de identidad sexual y defiende los derechos de las minorías. Martha Pelloni, a sus más de 80 años de vida, se esperanza con un mundo más justo e igualitario. Mientras tanto, desde el partido de Tres de Febrero, contribuye con su granito de arena en ayudar a las personas que más la necesitan. No hay dudas de que su legado ya está instalado por completo no solamente al interior de su provincia natal, sino también a lo largo y ancho de todo el país.