Ituzaingó: la historia del barrio Pintemar

Ituzaingó: la historia del barrio Pintemar
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En 1957, la inmobiliaria Pintemar dio un paso decisivo en el desarrollo urbano de lo que hoy conocemos como el barrio San Alberto, al lanzar el loteo de cuarenta y ocho manzanas ubicadas en los terrenos que anteriormente pertenecían a los campos de Melano. Este espacio tenía como límites originales las calles Maestra González, Pérez Quintana, Peredo y Martín Rodríguez.


El plan de la empresa era ambicioso: transformar la zona en un barrio residencial de chalets, al que llamaron barrio Jardín Pintemar. Para lograrlo, Pintemar implementó mejoras significativas en algunas de las calles más importantes del barrio, como Los Laureles, Cerrito y Pringles, por donde circulaba la línea de colectivos 1, que tenía como destino final Brandsen. Con el objetivo de atraer a nuevas familias a la zona, la inmobiliaria también se encargó de instalar servicios clave, como una sala de primeros auxilios, juegos infantiles, un quincho y un cuartel de bomberos, que más tarde funcionaría en la actual sede de la Escuela N.º 8 (ex 59), ubicada en la intersección de Castelar y Rivera.


El año 1958 fue crucial en la historia del barrio, ya que fue cuando se asentaron las primeras familias: los Boboli, los Gutiérrez y los Brancatto. Sin embargo, el barrio no estaba exento de dificultades. En 1959, un grupo de vecinos decidió organizarse para enfrentar problemas estructurales que incluían la falta de suministro eléctrico, la necesidad de iluminación en las calles, el mantenimiento de la red de distribución, la gestión de cobranzas, el zanjeo y la construcción de veredas. Esta comisión vecinal, presidida por Jorge Rodríguez, logró impulsar el progreso del barrio, estableciendo las bases de una comunidad organizada y unida.

Ante el crecimiento poblacional, surgió la necesidad de contar con una nueva escuela, ya que la Escuela N.º 28 no daba abasto para atender a todos los niños de la zona. Así, la antigua sala de primeros auxilios y cuartel de bomberos se transformaron en la Escuela N.º 59, que cubría las necesidades educativas del barrio.


La Sociedad de Fomento Pintemar, fundada el 13 de abril de 1960, fue clave en la organización y desarrollo del barrio.
En sus inicios, las reuniones se realizaban al aire libre o en el patio de la Escuela N.º 59. En 1964, la sociedad compró un terreno en la calle Cerrito 2245, donde construyó su sede. Entre l@s vecin@s más destacados se encontraba María Susana Peña, viuda de Brancatto, cuyo compromiso con la comunidad fue fundamental para la conservación y difusión de la historia del barrio.

El 17 de agosto de 1965 se celebró el primer acto parroquial de la parroquia San José Obrero, presidido por el obispo de Morón, monseñor Miguel Raspanti. La ceremonia se llevó a cabo en la plaza del barrio, ubicada en las calles Los Cerrillos y Castelar, bajo la dirección del presbítero Benito Pérez Novoa. La parroquia utilizó como sede provisoria las instalaciones de la Escuela N.º 59.


Hoy, este antiguo barrio es un símbolo del esfuerzo y la organización vecinal. Su historia es un testimonio de cómo la unión de tod@s ell@s ha sido fundamental para el desarrollo de una comunidad que sigue creciendo y preservando sus raíces.

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