La historia de cómo Parque Leloir influyó en la consolidación del rock nacional
Santiago Menu

En el corazón verde del conurbano bonaerense, entre calles de tierra, árboles centenarios y casas escondidas en la arboleda, Parque Leloir fue mucho más que un barrio exclusivo: fue el escenario donde el rock nacional consolidó su independencia. Lejos del ruido de la ciudad, pero lo suficientemente cerca para no perder contacto con el pulso cultural de Buenos Aires, se gestó allí una verdadera revolución musical. Su epicentro fue el Estudio Del Cielito, un espacio mítico que, desde principios de los años ’80, albergó a las bandas y artistas que cambiarían para siempre el sonido argentino.
El responsable de esta movida fue Gustavo Gauvry, productor y técnico de sonido, quien además de fundar el estudio, fue un vecino comprometido con la defensa ambiental del barrio. Se recuerda su activa participación en las luchas de principios de los 90 contra la fragmentación inmobiliaria del parque, defendiendo la normativa que exigía lotes mínimos de 1.500 m² para conservar su biodiversidad.
La historia del estudio Del Cielito fue rescatada y contada en profundidad por Candelaria Kristof en su libro “El Cabildo del Rock. Un recorrido por la historia del legendario estudio de grabación Del Cielito” (Tomo Publishing, 2007). La autora, investigadora y periodista, entrevistó a decenas de protagonistas para reconstruir cómo, en ese rincón tranquilo de Ituzaingó, el rock nacional logró algo único: liberarse de las imposiciones comerciales de las grandes discográficas y gestar una escena creativa, autónoma y comprometida con su tiempo.

Por la mítica calle La Pialada desfilaron más de 300 artistas. El listado impresiona: Charly García, Los Fabulosos Cadillacs, Andrés Calamaro, David Lebón, Fabiana Cantilo, Babasónicos, Celeste Carballo, Ataque 77, César “Banana” Pueyrredón, y hasta Alejandro Sanz, entre otros. En este mítico estudio Luis Alberto Spinetta grabó en el año 1982, el álbum "Kamikaze".
El Flaco Spinetta en su quinta de Parque Leloir, año 1982 grabando su disco Kamikaze,
Parque Leloir fue también tierra de artistas fuera del mundo musical. Vivieron allí Olga Zubarry, Federico Luppi, Miguel Ángel Solá —quien incluso filmó escenas de “Bajo Bandera” en una quinta del barrio—, y el inigualable Diego Maradona, que pasó por la zona en su etapa de mayor exposición mediática. Y aún antes, en el siglo XX, ya era un espacio cultural relevante: el empresario Clemente Lococo recibía allí a artistas internacionales como Vittorio Gassman en su fastuosa quinta con lago.
Pero fue el rock nacional el que convirtió a este rincón de Ituzaingó en un símbolo. Gracias a Del Cielito, Parque Leloir dejó de ser solo un pulmón verde del oeste para transformarse en una cuna de sonidos, historias y rebeldías que siguen resonando hasta hoy.
Hoy, cuando se habla de la historia grande del rock argentino, es imposible no mirar hacia el oeste y reconocer que la independencia sonora del país se escribió, en gran parte, en Parque Leloir.

